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Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
He aquí el único artista cuya mojigatería burguesa no oscurece la naturaleza en toda su gloria."
El de Gustav Klimt es un universo feminizado. Esto es algo que queda patente haciendo un simple repaso superficial de su obra. Las mujeres son las protagonistas absolutas, dejando al hombre relegado a un papel secundario, casi ornamental. A principios del siglo XX, tras abandonar el movimiento de la Secesión y retirarse a vivir a las afueras de Viena, Klimt inicia una etapa de mayor libertad creativa, en la que elabora algunas de sus obras más famosas, reconocidas y aumenta su grado de erotismo. A ese periodo pertenecen estas dos obras. A finales del siglo XIX se había producido un movimiento transversal en las diferentes corrientes pictóricas de reconocimiento o puesta en valor de la figura femenina, cuyos máximos exponentes son artistas tan admirados y de corrientes tan diferentes como Courbet (dentro del realismo) o el Toulouse-Lautrec (exponente del postimpresionismo). Esta marcada tendencia tomó una nueva dimensión con las creaciones de inicios del siglo XX de Gustav Klimt, quién dotó a las mujeres protagonistas de sus cuadros de una libertad, erotismo y sensualidad prácticamente desconocidas hasta ese momento, dentro de su estilo modernista-simbolista.
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Juan NepomucenoArte digital, pintura e ilustración, diseño gráfico, murales... Me dedico a todo esto... y a mucho más. Llega "El año en que murió Freddie" mi primer libro de la mano de Domiduca Libreros. ¡No te quedes sin él"
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