Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
Wasserschlangen II (1904-1907) At the beginning of the 20th century, after abandoning the Secession movement and retiring to live on the outskirts of Vienna, Klimt began a period of greater creative freedom, in which he produced some of his most famous and recognized works and increased his degree of eroticism.
El de Gustav Klimt es un universo feminizado. Esto es algo que queda patente haciendo un simple repaso superficial de su obra. Las mujeres son las protagonistas absolutas, dejando al hombre relegado a un papel secundario, casi ornamental. A principios del siglo XX, tras abandonar el movimiento de la Secesión y retirarse a vivir a las afueras de Viena, Klimt inicia una etapa de mayor libertad creativa, en la que elabora algunas de sus obras más famosas, reconocidas y aumenta su grado de erotismo. A ese periodo pertenecen estas dos obras. A finales del siglo XIX se había producido un movimiento transversal en las diferentes corrientes pictóricas de reconocimiento o puesta en valor de la figura femenina, cuyos máximos exponentes son artistas tan admirados y de corrientes tan diferentes como Courbet (dentro del realismo) o el Toulouse-Lautrec (exponente del postimpresionismo). Esta marcada tendencia tomó una nueva dimensión con las creaciones de inicios del siglo XX de Gustav Klimt, quién dotó a las mujeres protagonistas de sus cuadros de una libertad, erotismo y sensualidad prácticamente desconocidas hasta ese momento, dentro de su estilo modernista-simbolista.
Quizás dormitaban en la oculta profundidad de nuestras almas aquellas certidumbres que suelen llamarse presentimientos, sobre todo la seguridad de que el viejo emperador moría con cada día más que vivía, como nuestro imperio. De nuestro corazón apenado brotaban los chistes fáciles, surgía un placer insensato en todas las afirmaciones de la vida: en los bailes, en los vinos nuevos, en las chicas, locuras de todo tipo, escapadas sin sentido, en la ironía suicida." El 6 de febrero de 1918 la Gran Guerra se acercaba apresuradamente a su inminente final en la vieja Europa. Apenas un par de meses antes, los EEUU de Woodrow Wilson habían declarado la guerra al Imperio Austro-Húngaro, nación que a esas alturas se descosía irremediablemente por todos sus frentes abiertos poniendo fin a una época. En Viena, capital del arte, muere Gustav Klimt víctima de una apoplejía, al igual que su propio padre años antes. En el centenario de la desaparición del maestro vienés resulta casi un hecho obligado hacer una retrospectiva de su obra y de su persona, indisolublemente ligadas al devenir del Imperio Austro-Húngaro, en cuya Viena de la Belle Epoque de fin de siglo nació y creció el mito de Klimt. La misma Viena de Sigmund Freud, Otto Wagner, Gustav Mahler o Arnold Schönberg entre otros, una de las grandes metrópolis europeas de la época, un crisol artístico que bullía alimentado por las inquietudes de la burguesía dominante debatiéndose entre una sexualidad candente y latente que luchaba por salir a la superficie en contraposición con la moralidad censora del puritanismo austriaco.
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Juan NepomucenoArte digital, pintura e ilustración, diseño gráfico, murales... Me dedico a todo esto... y a mucho más. Llega "El año en que murió Freddie" mi primer libro de la mano de Domiduca Libreros. ¡No te quedes sin él"
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Agosto 2024
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