Reconozco que no tengo disciplina suficiente para seguir religiosamente demasiadas series de televisión. A lo sumo, dos hasta el detalle más minucioso, y quizás dos o tres de forma menos meticulosa, todo ello simultáneamente. En la actualidad, vivimos aún en lo que los entendidos en la materia han llamado "la edad de oro de las series", aunque opino que más bien estamos llegando al final de esa época. Y es cierto que hay muchas series, y muy buenas. Pero mi capacidad de concentración en el tema es limitado.
Deseaba tocar este tema, escribiendo cuatro tonterías al respecto que carecen de excesivo interés, más que nada por el hecho de ordenar un poco mis pensamientos, y descubrir si alguien está de acuerdo en parte, o todo lo contrario. Prometo no meter demasiados spoilers. Ahora que una de las pocas series que he seguido ciegamente durante los últimos años está acabando, ahora que solo me queda un capítulo de House para saber cuál es su final, en realidad no estoy haciendo lo que pensaba que iba a hacer, conjeturar sobre el final. En primero lugar, creo que estoy haciendo tal cosa porque no puedo comentarlo con nadie que me dé respuesta. Y en segundo lugar, y es lo que resulta más interesante para el tema tocante, porque llevo ya un tiempo dándole vueltas a la siguiente cuestión: ¿cómo deben plantearse los guionistas el abordaje del final de una serie? Supongo que el tema es mucho más complicado de lo que pueda parecer. La gente suele ver las series sin pararse a pensar que el papel de los guionistas es tanto o más importante que la dirección o la interpretación. Y los guiones son esenciales. Los frikis de los Simpsons lo llevamos viendo desde hace años. Nunca tuvieron tanto gancho como en los noventa, cuando los guionistas eran realmente excelentes (recuerdo el nombre de Jon Vitti, un crack). Con House ha sucedido que la serie siempre ha mantenido un nivel bastante aceptable, por encima de la media. Pero después de la magnífica e insuperable sexta temporada, con la séptima la cosa parecía estar agotándose. Y el comienzo de la actual (la octava) estaba siendo bastante decepcionante, hasta que anunciaron públicamente que con la conclusión de la presente pondrían el colofón a la serie. Desde entonces, una serie de magníficos capítulos se han ido sucediendo uno tras otro. No voy a decir nada por si alguien que pudiera leer esto (¿en serio?) es también seguidor de la serie y aún no los ha podido ver. ¿Conclusión de todo el asunto? "Guionista: plantéate cada capítulo como si fuese el último." Seguramente será agotador, pero el resultado vale la pena. Siento lo que voy a comentar y quizás se me va a ir la lengua un poco. Una serie que sigo, con bastante más interés del habitual en mí, también está decayendo en los últimos tiempos. A partir de la cuarta temporada, encuentro que la originalidad y la calidad de los capítulos de "Cómo conocí a vuestra madre" ha mermado bastante. Es cierto que sigue teniendo puntos muy buenos, capítulos bastante buenos, y las tramas siguen siendo interesantes, pero en la comparación con las tres primeras temporadas, pierden mucho. A veces me hace pensar que han perdido la esencia de no respetar la ruptura del eje lineal cronológico a la hora de la narración, que desde mi punto de vista era lo que hacía que la serie fuese tan original y novedosa. Las tres últimas temporadas, en algunos momentos, llegaron a aburrirme. Y la presente, la séptima, y perdón porque aquí se puede atisbar algún spoiler, se me ha hecho tremendamente larga e insustancial hasta... el último capítulo. Que no es que haya sido bueno, pero ha dejado entrever que en la octava temporada se van a resolver todas las tramas, y que posiblemente va a ser la última. ¿Se apuntarán también sus guionistas a aquello de "plantearse cada capítulo como si fuese el último"? Parece que esa es la intención, según ha dicho el creador (el de la serie, no dios). Si hablamos de originalidad decreciente y de pérdida de frescura en los guiones, mejor evitamos hablar de "Big Bang" o como se llame ahora. En la última temporada, podríamos resumir las tramas de los capítulos diciendo algo así como "Sheldon se compra unos pantalones nuevos y nada más"; "Sheldon encuentra a un periquito en la ventana y nada más"; y ya no quiero recordar más porque ciertamente me disgusta. En resumidas cuentas, no pasa nada; no pasa nada; no pasa nada; sigue sin pasar nada, parafraseando a Brian Griffin (y no voy a hablar de Padre de Familia; estos no tienen comparación en ningún aspecto). Creo que me estoy alargando demasiado, esto comienza a parecer una auténtica parrafada. Y no quisiera cerrar sin hablar de una serie, antigua, que estoy siguiendo en los últimos tiempos. Buscando por internet, mucha más gente de la habitual coincide en señalar que, posiblemente, se trate de una de las mejores series de todos los tiempos. No por el éxito de público, algo que no necesariamente indica que una serie sea buena. Es por la absoluta y brutal originalidad de su estilo narrativo. Hablo de Twin Peaks, una serie de principios de los noventa, de un tipo loco llamado David Lynch. El caso es que lo único que podría decir de la serie a la hora de recomendársela a quien no la haya visto es que trata sobre una muchacha de unos diecisiete años que aparece asesinada, y de la posterior investigación de su asesinato por el agente del FBI Dale Cooper (el Capitán, entre otros muchos papeles secundarios, algunos mejores que otros). Hasta ahí todo normal. Pero es lo único normal. Si hubiera que definirla con una palabra, quizás "surrealismo" sea la que mejor la define. Para muestra, [AVISO: SPOILER] solo hay que ver este vídeo. No digo que sea una serie recomendable. Digo que es una serie imprescindible. Hay que verla obligatoriamente. Me he ido animando, han quedado muchas recomendaciones por hacer. Quizás vuelva a escribir sobre el tema otro día. Ciertamente, si alguien encuentra en estos párrafos algo interesante, me daría por satisfecho. Y si no ha visto Twin Peaks y gracias a este texto se anima y la ve, me sentiría a la altura de los dioses. Por cierto, todavía no he visto Juego de Tronos. Una historia real. Un saludo, gente.
0 Comentarios
Os presento un fragmento literario de un pequeño libro muy interesante:
"Kino se movía con cautela, para que el agua no se enturbiase por obra del lodo ni de la arena. Afirmó los pies en el lazo de su piedra, y sus manos trabajaron con rapidez, arrancando las ostras, algunas aisladas, otras en racimos. Las ponía en su cesta. En algunos sitios, las ostras se adherían unas a otras, de modo que salían juntas. Los paisanos de Kino habían cantado ya a todo lo que sucedía o existía. Habían hecho canciones a los peces, al mar embravecido y al mar en calma, a la luz y a la oscuridad y al sol y a la luna, y todas las canciones estaban en Kino y en su gente, todas las canciones que habían sido compuestas, aun las olvidadas. La canción estaba en Kino cuando llenaba su cesta, y el ritmo de la canción era el de su corazón batiente que devoraba el oxígeno del aire de su pecho, y la melodía de la canción era la del agua gris verdosa y los animales que se escabullían y las nubes de peces que pasaban velozmente por su lado y se alejaban. Pero en la canción había una cancioncilla interior oculta, difícil de percibir, aunque siempre presente, dulce y secreta y pegajosa, casi escondida en la contramelodía, y era la Canción de la Perla Posible, pues cada una de las conchas puestas en la cesta podía contener una perla. Las probabilidades estaban en contra, pero la fortuna y los dioses podían estar a favor." No suelo hacer recomendaciones literarias casi nunca, porque pienso que cada cual debe leer lo que le apetezca, y porque no suelo ser una persona a quien convenzan las recomendaciones literarias de otros, salvo contadas excepciones. Pero hoy va a ser un día diferente. Si tenéis ocasión de leer "La Perla", de John Steinbeck, os recomiendo que no la dejéis escapar. Es un libro cortito, pero no tiene desperdicio. Y, como Kino, no dejéis de escuchar esas canciones que a veces tenemos todos dentro de la cabeza. Before you cross the street, take my hand… Life is just what happens to you while your busy making other plans…
...algunas veces es bonito vivir soñando… La vida se hace tan dura, que te sientes atrapado en el mundo de los sueños, sin poder escapar, sin querer escapar… Sin darte cuenta que la vida de verdad es aquello que sucede mientras tú sueñas… John Lennon cantó que la vida es aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes… Tiene gracia, porque si Lennon lleva razón, la inmensa mayoría de la gente, en realidad, no vive, sino que solo malgasta su tiempo haciendo esos otros planes… Siempre es complicado conceder a todo lo que te rodea la importancia que realmente merece. Pienso que, en realidad, todo tiene una importancia relativa, solo en cuanto afecta al desarrollo de nuestra vida y de nuestra propia existencia. Siempre creí que no merecía la pena perder el tiempo en asuntos que podían resultar poco edificantes para mí, o de los que no podía extraer demasiadas consecuencias positivas. No quiero decir que todo lo que resulte negativo o poco edificante deba ser desechado, sino más bien todo lo contrario. Siempre pensé que valía la pena esforzarse buscando el lado positivo de todo lo que te suceda, porque estaba seguro de de que existía. Incluso de las vivencias absolutamente negativas podemos extraer algo positivo, aunque solo sea el simple hecho de aprender de nuestros errores para no volver a caer en los mismos una y otra vez. Creo que soy la prueba de que es posible plantearse la vida de este modo, pues después de todas las vivencias que he tenido que experimentar sigo pensando que cada uno de los años de mi vida he obtenido algo positivo, algo que me ha ayudado a mirar al pasado con benevolencia. Aun cuando los peores momentos los he superado siempre con la cabeza bien alta, a pesar de los muchos palos que me ha dado la vida, puedo decir orgullosamente que me sigue gustando vivir, ¿acaso no debe valer la pena hacer el esfuerzo por seguir viviendo? Quizás tan solo haga falta encontrar una motivación que nos ayude a seguir amando la vida… Algo que nos produzca felicidad, obviando la grandeza y magnitud de los problemas que nos puedan asediar. Sucede a veces que, mientras buscamos la felicidad, no llegamos a comprender que realmente no se encuentra en ningún lugar al que podamos llegar físicamente, sino que se halla en los momentos que vivimos mientras tratamos de encontrarla. Durante mi búsqueda personal, viví muy pocas épocas luminosas en las que todo fuera maravilloso, en las que me sentara bien estar vivo… Esa época estuvo llena, más bien, de etapas grisáceas en las que nada en el mundo podía animarme, en las que no me quedó más remedio que refugiarme en los sueños para encontrar aquellos momentos de felicidad que la vida parecía querer negarme con tanta insistencia… Los sueños fueron el búnker donde conseguí evadirme de mi triste realidad. Durante mucho tiempo, los sueños fueron mi morada predilecta, tanto que llegué a vivir más tiempo en ellos que en el mundo real. Era feliz olvidando durante algunas horas las penurias que hacían que el mundo fuese un lugar ingrato, hostil y amenazante para mí… Los sueños se convirtieron en mi refugio, en el único lugar en el que podía pensar libre de preocupaciones y sufrimientos, dando rienda suelta a los sentimientos más profundos que habitaban en mi mente. Los sueños fueron el vehículo de escape de mis sentimientos más poderosos, aquellos que más me atemorizaban y que había enterrado por miedo a que produjeran un cambio de rumbo en mi vida que no fuera capaz de soportar. Aprendí a comprender mis sueños, llegué a interpretarlos. Los acepté tal y como eran porque sabía que ellos siempre mostraban algo que me había empeñado en ocultarme. Sabía que deseaban enseñarme algo importante para ayudarme a continuar aprendiendo a conocerme. Los sueños me hicieron comprender que tenía que armarme de valor para enfrentarme a la realidad, para admitir mis defectos y aprender a convivir con mis limitaciones, para superar todas las dificultades… Durante años, fui más feliz en el mundo de los sueños. La sensación de bienestar que sentía en aquel mundo era tan reconfortante y placentera que hacía que se convirtiera en un mundo muy real… Mi realidad era tan agónica y frustrante que la frontera entre ambos mundos cada día era más tenue. Pasaba el día absorto, dando cabezadas o pensando en mi mundo irreal, aquel único lugar en el que me sentía feliz. Ansiaba que llegara la noche, el momento de relajarme, de olvidarme por completo del mundo y de mis problemas, de dejar volar mi imaginación. Deseaba que llegase el momento de cerrar los ojos y soñar… Cerraba los ojos y soñaba… Está claro que, tiempo después, las cosas cambiaron. Algunos días, el deseo de despertar para deleitarme con los momentos felices de la realidad fue superando el de soñar disfrutando los momentos irreales. Estaba despertando de mi largo sueño, estaba abandonando esa zona de gris transición que existía entre la penumbra de mi habitación, entre el asfalto de la calle mojado por la lluvia y la anaranjada oscuridad de la acera iluminada por la tenue luz de las farolas, y la luz del Sol que todo lo inundaba, esa frontera que había frecuentado durante años entre la dejadez, la desidia, la desilusión que me acercaba al final y la ilusión por recuperar todo lo perdido o construir una nueva vida si es que realmente no había quedado nada para mí, ese limbo que existía entre el dulce mundo irreal de mis sueños, aquel en el que me sentía transportado a universos de olvido y felicidad que me alejaban del dolor y del sufrimiento de mi vida, y el final del sueño, el aturdido despertar a la realidad de un mundo que se abría ante mí lleno de posibilidades, como si fuese un lienzo en blanco que yo debía llenar de colores vivos y llamativos… El Jefe Bromden mascullaba en la habitación de aislamiento de Alguien voló sobre el nido del cuco que si uno no tiene un motivo que le impulse a despertarse puede pasarse largo tiempo vagabundeando por esa zona gris. Ya sé que nos ha tocado vivir en tiempos difíciles, convulsos, en los que es difícil abstraerse de la cruda realidad. Vivimos tiempos en los que nuestras vidas se vuelven inseguras, tiempos en los que el futuro amenaza con amargarnos de un modo tan furibundo que nos acecha la tentación de cobijarnos en la zona gris. Un consejo, gente, y ya sé que estáis pensando que puede resultar curioso que yo dé consejos para estas situaciones. En estos casos es necesario buscar una mano que nos asa con fuera y nos empuje a franquear la frontera de la zona gris. Por cierto, me han cambiado las baldosas del acerado de la calle. Ahora no son rojas, sino grises. Perdí el reflejo anaranjado. En la antigua Grecia, Sócrates (470- 399 AC), era un maestro reconocido por su sabiduría. Un día, el gran filósofo se encontró con un conocido, que le dijo muy excitado:
-Sócrates, ¿sabes lo que acabo de oír de uno de tus alumnos? -Un momento- respondió Sócrates. -Antes de decirme nada me gustaría que pasaras una pequeña prueba. Se llama la prueba del triple filtro. -¿Triple filtro? -Eso es- continuó Sócrates. -Antes de contarme lo que sea sobre mi alumno, es una buena idea pensarlo un poco y filtrar lo que vayas a decirme. El primer filtro es el de la Verdad. ¿Estás completamente seguro que lo que vas a decirme es cierto? -No, me acabo de enterar y... -Bien- dijo Sócrates. -Conque no sabes si es cierto lo que quieres contarme. Veamos el segundo filtro, que es el de la Bondad. ¿Quieres contarme algo bueno de mi alumno? -No. Todo lo contrario... -Con que -le interrumpió Sócrates, -quieres contarme algo malo de él, que no sabes siquiera si es cierto. Aún puedes pasar la prueba, pues queda un tercer filtro: el filtro de la Utilidad. ¿Me va a ser útil esto que me quieres contar de mi alumno?" -No. No mucho. -Por lo tanto -concluyó Sócrates, -si lo que quieres contarme puede no ser cierto, no es bueno, ni es útil, ¿para qué contarlo? Sócrates era muy grande. Tenedlo siempre presente en vuestras oraciones, y sed buenos. |
Juan NepomucenoArte digital, pintura e ilustración, diseño gráfico, murales... Me dedico a todo esto... y a mucho más. Llega "El año en que murió Freddie" mi primer libro de la mano de Domiduca Libreros. ¡No te quedes sin él"
MI NEWSLETTER
La estantería
Octubre 2024
Las etiquetas
Todo
"Deja de pensar, deja que todo fluya, siéntate al sol y disfruta de la vida."
|