Hace 19 años no era 29 de septiembre, sino 28, como hoy. Hacía calor, como hoy. O eso creía en aquel momento, porque en realidad no podía saberlo. Era un adolescente y me encontraba en Córdoba, en una cámara de aislamiento del ala de onco-hematología en la primera planta del Hospital Reina Sofía, esperando el trasplante de médula que, de mi hermana, me realizarían al día siguiente. Aquellos no fueron unos días precisamente fáciles de llevar. Hay algunos recuerdos que con el tiempo se difuminan, incluso desaparecen. Existen otros que permanecen indelebles, porque a fuego se forjan. Desde que comencé a publicar mis trabajos artísticos en esta página (allá por marzo de 2011), sentí que sería un buen escaparate para hablar de mi historia personal, aunque fuese aprovechando puntualmente la efeméride de mi aniversario o cumplevidas. Conocer historias de este tipo sirve para tomar conciencia de que son problemas muy reales y cercanos que pueden afectar a cualquiera.
EE.UU. 1994, EL ÚLTIMO PARTIDO DE ESCOBAR. Ver el primer partido de Colombia en el mundial de Brasil me ha traído al recuerdo la historia de Andrés Escobar. No todas las historias que rodean los mundiales son agradables, y la del defensor colombiano es trágica. Quienes hayan cumplido la treintena seguramente recuerden la historia de este colombiano que llegó al mundial estadounidense, como toda su selección, con el cartel de "equipo revelación". Para quienes no la conozcan, lean con atención lo que viene a continuación. Los colombianos entrenados por el ex-atlético Pancho Maturana hicieron una fase de clasificación impecable, llegando a derrotar por 0-5 en Buenos Aires a la Argentina de Maradona, que venía de ser subcampeona del mundo en Italia '90. Con jugadores de la categoría de Mondragón (el portero que está como suplente en Brasil 2014 con 42 años), Carlos Valderrama (ex de Valladolid, amigo íntimo de Míchel), Tren Valencia (otro que jugó en el Atleti de Gil), Freddy Rincón (con un breve paso por el Madrid), Aristizabal (llegó a jugar en el Valencia) o el gran Tino Asprilla (quien alcanzó gran éxito con Parma y Newcastle), los colombianos apuntaban a ser una de las grandes sensaciones del mundial, y más aún al caer en suerte en un grupo relativamente asequible, con la desconocida Suiza, la impredecible Rumanía y el anfitrión EE.UU. La derrota por 1-3 en el primer partido contra los rumanos encabezados por Hagi y Raducioiu hizo que cundiera el desánimo en las filas colombianas, quienes se habían creado quizás demasiadas ilusiones y habían llegado demasiado confiados a ese partido. Pero aún no estaba todo perdido, el sistema de competición de aquella época (con solo 24 equipos participando), permitía el pase a octavos de final a 4 terceros clasificados. Por tanto, el segundo encuentro contra los anfitriones de EE.UU., a priori uno de los equipos más flojos del campeonato, se convertía para los colombianos en una especie de segunda oportunidad. 93 mil espectadores se dieron cita en el estadio que albergaría la final, el Rose Bowl de Los Ángeles, el 22 de junio de 1994. Las ilusiones de los colombianos duraron apenas 13 minutos, el tiempo que tardaron los locales en disfrutar de un desgraciado auto-gol del defensor colombiano Andrés Escobar. Los estadounidenses anotaron un segundo gol que hizo que el postrero tanto de Tren Valencia no sirviera para nada. Colombia estaba eliminada en el segundo partido, y la depresión cundió en los miembros de la selección cafetera. A pesar del auto-gol y de la lamentable imagen dada por todos los miembros del equipo, Andrés Escobar no era un jugador cualquiera. Durante esa primavera e inicio del verano, se había hablado mucho de su fichaje por el Milán de Capello, que había sido campeón de Europa unas semanas antes tras vencer al Barça en Atenas. Estaba en la órbita del mejor equipo del mundo, casi nada. Lo que Andrés no se podía ni imaginar es que, tras su regreso a Colombia, ya en julio, iba a ser asesinado. Un supuesto fanático futbolero, un tal Muñoz Castro, le disparó seis veces en una discoteca de Medellín... La historia de la muerte de Andrés Escobar no es tan sencilla como pueda parecer contada de este modo. Es la culminación de una época de violencia y muerte, de narcotráfico y corrupción en la convulsa Colombia de finales de los ochenta y principios de los noventa. Para conocerla, no hay nada mejor que ver el estupendo documental que os dejo aquí debajo, titulado "Los dos Escobar", de 2010 dirigido por Jeff y Michael Zimbalist, donde se cuenta la historia del narcotraficante Pablo Escobar y la estrecha relación de los narcotrafricantes con el mundo del fútbol, así como las circunstancias que llevaron al asesinato de Andrés Escobar. Vale la pena verlo, ¡espero que os guste! |
Juan NepomucenoArte digital, pintura e ilustración, diseño gráfico, murales... Me dedico a todo esto... y a mucho más. Llega "El año en que murió Freddie" mi primer libro de la mano de Domiduca Libreros. ¡No te quedes sin él"
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