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Por Juan Nepomuceno Tardé en abrir los ojos y despertar. Me encontraba de nuevo en el mismo lugar que al principio, sentado en el sillón una vez más sólo, envuelto en la penumbra de la oscuridad salpicada por la luz anaranjada que reflejaba la lluvia que caía sobre las baldosas de la calle. La oscuridad se adueñó de mi vida y el tiempo se fue diluyendo en la propia oscuridad convirtiéndose en una maraña confusa de horas, días, meses, años… La oscuridad monopolizó mi vida, devoró mi pasado, hipotecó mi futuro. En mi prisión apenas recibía la visita del añorado sol, casi no disfrutaba de luz natural, a la que siempre había amado. Quién no. Vivía en la planta baja de una calle estrecha y pendiente, de modo que en realidad no era un bajo al uso, sino que estaba situado un par de metros por encima del nivel de la calle, una especie de primera planta más baja de lo habitual. Mi pequeña prisión no ocupaba más de una docena de metros cuadrados, y mi único contacto con el exterior se limitaba a una ventana protegida por barrotes de hierro y orientada al sur, lo que significaba que durante el invierno se colaban entre los metálicos barrotes unos tímidos rayos de sol durante unos pocos minutos al mediodía. Proyectaban en la pared la sombra de los barrotes, haciendo que tuviese la sensación de estar encerrado en una prisión sin haber cometido ningún crimen. Aunque ni siquiera las casas que se levantaban a unos pocos metros cruzando la calle podían impedir que el sol alegrase mis tristes mañanas durante un breve lapso de tiempo.
Hace un par de años, junto a mi buen amigo Miguel Ángel Latorre, firmé un pequeño cortometraje hablando a modo introductorio sobre mi experiencia vital con la leucemia y la posterior (y larga) convalecencia. Pretendíamos también hacer una invitación a la reflexión sobre la necesidad de concienciar acerca de la donación de médula ósea. El camino es una mirada retrospectiva a esa lucha que publicamos otro 29 de septiembre, con motivo del aniversario de mi trasplante de médula, y al que recientemente he añadido subtítulos en inglés (además de los originales en español). Podéis recordarlo en el siguiente enlace, y os agradecería la difusión si así lo deseáis. Este último verano he estado trabajando en otros proyectos, y apenas he tenido tiempo para detenerme a pensar acerca de qué escribir para conmemorar el aniversario de mi trasplante de médula. Quizás es que ya lo he dicho todo y no me queda mucho que decir. No quisiera repetirme. No obstante, del mismo modo en que estoy ultimando otros proyectos, también estoy trabajando en algo relacionado con este tema. Un poquito más ambicioso, y también más cercano. Espero poder dar más noticias pronto. Mientras llega ese día, os dejo aquí unos enlaces a todos los textos que he escrito sobre este tema a lo largo de los años, por si no los habéis leído o por si os apetece volver a hacerlo (2017 - 2016 - 2015 - 2014 - 2013). Como siempre, gracias por la atención y por la difusión si así lo hacéis. ¡Juntos somos imparables contra la leucemia!
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Juan NepomucenoArte digital, pintura e ilustración, diseño gráfico, murales... Me dedico a todo esto... y a mucho más. Llega "El año en que murió Freddie" mi primer libro de la mano de Domiduca Libreros. ¡No te quedes sin él"
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