En los primeros días del año, cuando todavía hubiera sido motivo de carcajada el que alguien nos contase lo que iba a suceder a continuación, me propuse ver una peli por día. De antemano pensé que no supondría un gran esfuerzo para mí pues, ya antes de que todo esto estallara, solía dedicar la mayoría de mis noches a ver alguna peli, y en muchas ocasiones, lo hacía en sesión doble. Es una de las grandes ventajas de tener montado un pequeño cine casero (proyector conectado a internet y pantalla de dos metros, no más). Lo cierto es que los acontecimientos me han permitido cumplir mi auto-propuesta con creces (aunque no llevo la cuenta exacta, pero desde luego que han sido más de 365). Y es cierto que he visto cine de todo tipo, desde rabiosos estrenos hasta obras relativamente desconocidas, pasando por adorados clásicos. Aunque soy amante de ver muchas veces las pelis que más me gustan, o de repetir algunas otras para hallar nuevos matices e interpretaciones, he procurado seleccionar muchas que no conocía, sin importar que fueran más recientes o clásicas. Por ejemplo, por fin he podido ver La Puerta del Cielo (Heaven's Gate), el clásico de Michael Cimino de 1980 que arruinó a United Artists. Y, pese a la leyenda negra que soporta en sus hombros, me agradó bastante (muchas gracias, Filmin). Igualmente, he disfrutado de otras películas más modernas que podría incluir en esta lista, como la deliciosa Ha nacido una estrella (A Star is Born), la cual, con una solvente dirección de Bardley Cooper, me mostró una faceta totalmente nueva y desconocida de Lady Gaga; o Boyhood (Richard Linklater), a la que llegué con seis años de retraso, a pesar de que Linklater es un director cuya forma de contar las historias me apasiona, y más si encabeza el reparto Ethan Hawke (¿qué esperan las plataformas de streaming para incluir Before Sunrise y Before Sunset?). Y así podría seguir haciendo una lista que amenazaría con ser interminable como el año que por fin acaba. No obstante, quise incluir en esta lista solo aquellas pelis que fueran de estreno más reciente. Dado que 2020 ha sido un año horrible para las salas de cine, he aumentado ligeramente la horquilla para dar cabida a otras que, a pesar de haberse podido estrenar en la gran pantalla con anterioridad, no han llegado a las diferentes plataformas de streaming hasta este año. Repasando las que finalmente he seleccionado para esta breve lista, y también aquellas que barajé pero descarté a última hora, he podido reparar en que todas tienen un elemento en común: un planteamiento sencillo. O narran pequeñas historias que se enmarcan dentro de la narración de otras más grandes (1917, de Sam Mendes; La Trinchera Infinita, de Arregi, Garaño y Goenaga); o directamente abordan historias personales e intimistas (Viaje al cuarto de una madre, de Celia Rico Clavellino; o Marriage story, de Noam Baumbach). Pero en la lista solo cabían cinco. No quiero hacer dogma con esto. No afirmo que estas pelis sean las mejores (dejemos ese tipo de afirmaciones para los niños pequeños), simplemente son las que más me han gustado a mí. Mi opinión particular no vale más que la de cualquier otro. Pero, si lees esto y sientes curiosidad por ver alguna de las que recomiendo, te invito a que me escribas contándome qué te ha parecido. Y, sin más preámbulos, aquí van mis cinco pelis favoritas de 2020. Infiltrado en el KKKlan
Y llega el momento de contar, sin hacer más spoiler que el de la propia sinopsis con la que intentaron convencernos para ver esta película, qué tiene que la hace tan especial. Al margen de las estupendas interpretaciones de John David Washington (Tenet; The book of Eli) y Adam Driver (Marriage Story; Star Wars: Episode VII) en los papeles de Ron Stallworth y Flip Zimmerman respectivamente, los dos policías que lideran la operación para infiltrarse en el seno del KKK, podría decir que es una cinta llena de ritmo en la que el interés no decae en ningún momento. Toda la historia rezuma ese humor inteligente y finamente negro (y, en este caso, no es negro por la raza, sino por sus intenciones satíricas) tan propio de las películas de Spike Lee.
Y qué decir del tema central, sin entrar en detalles: la denuncia social siempre presente en el cine de Lee. En esta ocasión lo enfoca a la manera de una gran historia, como pudo verse en Malcom X, alejándose un poco de los argumentos de cine social y racial más mundano y cercano, tan presentes en su obra (Do the right thing; Jungle Fever). Aunque se centre en un episodio muy concreto y relativamente desconocido, BlackKklansman aborda un elemento importante de la esencia de EEUU, el odio racista y xenófobo del Ku Klux Klan tan presente y arraigado en la sociedad norteamericana, con sus largos tentáculos que han llegado incluso a la Casa Blanca. Sin duda alguna, el del supremacismo blanco se trata de un tema espinoso que Spike Lee narra sin tapujos y con su habitual ingenio en una película que ha sido una de las grandes sorpresas agradables que me he llevado este año. Imprescindible.
O que arde
La historia que cuenta O que arde no puede ser más sencilla. Nos lleva a la Galicia rural, en el corazón de la Sierra de Ancares lucense, para mostrarnos de forma descarnada y dolorosa un mundo gris y hostil que en momentos parece alejado de cualquier lujo o confort. Es más, los personajes centrales viven casi aislados de la sociedad, en una suerte de anacoretismo autoimpuesto como expiación a los pecados y delitos de una vida pasada. La procesión va por dentro, el silencio domina gran parte del metraje, pero el dolor y el sufrimiento que padecen la pareja protagonista de madre e hijo parecen materializarse hasta casi poder cortarse con un cuchillo en ocasiones.
Precisamente esa madre y ese hijo son lo mejor de la película. Amador y Benedicta no son actores, de hecho, los personajes ni siquiera tienen nombre. Son el propio Amador y la propia Benedicta, gente de otro tiempo viviendo en un mundo que no entienden. Ella, a sus 85 años, fue sin duda alguna una de las grandes sensaciones de la temporada, alzándose con un merecidísimo premio Goya como mejor actriz revelación. Es la madre que sufre en silencio por la fútil existencia de su hijo. Él, cuya voz apenas escuchamos en la película, es un pirómano que acaba de salir de prisión y deambula por un mundo que le hiere a cada paso. Solo encuentra alivio a su tormento en el fuego por el que todo arde. Desconozco si existe una versión doblada al español, pero recomiendo encarecidamente verla en el galego original para no perder ni un ápice de su esencia. Solo añadiré que estamos ante una película sobrecogedora.
Rocketman
Señalado el hecho de que Rocketman no se parece a Bohemian Rhapsody, salvo en que la música es el motor de su existencia y narra el ascenso al éxito y la depravación de su protagonista, me toca convenceros para que la veáis, si es que aún no lo habéis hecho. Rocketman es un musical propiamente dicho. No es una peli que hable de música, aunque sí lo es. Pero está enfocada de una manera diferente, más clásica. Vas a encontrar escenas en las que todo el mundo empieza a cantar y bailar de forma coreografiada, pero no pienses que vas a ver algo como La La Land (Damien Chazelle, 2016). Aquí lo hacen con más humor, casi haciendo un poco de mofa de los arquetipos del género. Porque, si hay algo que rebose esta película, es buen humor.
Te estarás preguntando qué es lo mejor. Es Elton John. Hablamos de un artista inmenso, uno de los reyes del pop y de la música del siglo XX, y como casi todos los artistas que llegan a ser semidioses, ha tenido una vida llena de éxito y miserias, grandeza y vicio. La peli nos presenta al apocado Reggie Dwight, interpretado magníficamente por Taron Egerton (Kingsman; Eddie the Eagle); narra su infancia y juventud, su encuentro con Bernie Taupin, a quien da vida Jamie Bell (sí, el querido Billy Elliot; Fantastic Four) y la historia de cómo el pequeño Reggie se convirtió en Elton John y, ambos juntos, en una de las mejores y más exitosas parejas de compositor e interprete que jamás han existido. Como no podía ser de otra manera, todo aderezado con una banda sonora magnífica y una solvente dirección a cargo de Dexter Fletcher (Sunshine on Leith). En definitiva, una peli que es entretenimiento puro.
Els dies que vindran
Es en los detalles que se esconden en la génesis del proyecto donde empezamos a apreciar cuán especial es esta cinta que cabalga a medio camino entre el cine intimista y el documental. En primer lugar, porque la pareja protagonista (y hay poco en la historia más allá de ellos dos) la componen David Verdaguer (ganador del Goya a mejor fumador por Estiu 1993; Lo dejo cuando quiera) y María Rodríguez Soto (El practicante; El ministerio del tiempo), quienes son pareja en la vida real, con lo cual la complicidad y la química entre ellos parece asegurada. Y, en segundo lugar, y quizás el que constituye el elemento más especial y determinante de esta obra, refleja el propio embarazo de la actriz.
Efectivamente, partiendo de un guion de Coral Cruz, Carlos Marques-Marcet y Clara Roquet, y con el desarrollo de diálogos a cargo de los dos protagonistas, la filmación se llevó a cabo durante los nueve meses del embarazo de María Rodríguez Soto, mostrando la evolución de sus diferentes etapas, y pareciendo una ventana abierta a la vida privada de la pareja, rebosando una naturalidad y sinceridad que no se encuentran con facilidad en el cine. Y, sorpresa, la peli concluye con el nacimiento del hijo o hija -no desvelaré el género por si pudiera constituir spoiler en una obra en la que, en realidad, todo resulta muy previsible-. Sin ánimo de recurrir a la hipérbole, debo decir que contiene la mejor escena de un parto que he visto jamás, básicamente porque es real. En resumen, una película hermosísima y recomendable si, al igual que me sucede a mí, te gusta sentir el cine que ves. Por cierto, olvídate del doblaje. Hay que verla en el catalán original.
Her Blue Sky
El tiempo contigo estaba llamada a encabezar esta lista, pero otras películas menos ambiciosas y mediáticas le arrebataron su privilegio. Quiero comerme tu páncreas (君の膵臓をたべたい -Kimi no Suizō o Tabetai -) fue una de las sorpresas más gratas, recordando en algunos pasajes a Puedo escuchar el mar (海がきこえる - Umi ga Kikoeru-) aunque añadiéndole cierto elemento trágico que no estaba presente en el clásico de Ghibli de 1993. A silent voice (聲の形 -Koe no Katachi-) también resultó ser una peli muy recomendable. Pero si tengo que elegir uno entre todos los nuevos animes que he visto, me decanto por Her Blue Sky, una joya sencilla y coqueta que arrebató mi corazón con su hermosa historia que mezcla realismo y fantasía, sin nada que envidiar al cine más onírico del propio Shinkai o cualquier obra de Ghibli que no sea de Miyazaki.
Se hace necesario que relate las virtudes de Her Blue Sky sin caer en el pecado de spoiler, el más capital en nuestra era moderna. Shino es un chico de dieciocho años que tiene una banda, el sueño de ser una gran estrella del rock, y una novieta del instituto, Akane Aioi, la fan número uno del grupo. Ella tiene una hermana pequeña, Aoi Aioi, quien sueña a su vez con ser bajista y triunfar con su propia banda... Pero los padres de estas mueren en un accidente de tráfico, y la mayor tiene que hacerse cargo de la pequeña. Pasan los años y la Aoi de dieciocho años se convierte en la protagonista real de la película. La música es su pasión y marcharse de su pequeña ciudad para triunfar su gran reto, tal como hizo Shino años atrás. Pero hay muchos sentimientos enterrados, frustraciones y sacrificios, demasiados fantasmas del pasado que todavía pesan en la vida de este extraño triángulo amoroso con cuatro vértices. La magia de esta película reside en la sencillez de su argumento, pero son los elementos fantásticos que adornan el camino los que la hacen realmente especial. Tatsuyuki Nagai (El himno del corazón -心が叫びたがってるんだ -Kokoro ga Sakebitagatterunda-) dirige esta hermosa película y hace que el cielo luzca tan azul.
2 Comentarios
Asela
31/12/2020 01:25:09
Menuda super reseña a lo mejor de tu año en cine. Flipante con la cantidad que has visto que de verdad puedas hscer un ranking así. Me apunto las que no he visto 😀
Responder
31/12/2020 10:31:55
Las virtudes de tener tiempo libre 😅
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Juan NepomucenoArte digital, pintura e ilustración, diseño gráfico, murales... Me dedico a todo esto... y a mucho más. Llega "El año en que murió Freddie" mi primer libro de la mano de Domiduca Libreros. ¡No te quedes sin él"
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