Florence Griffith-Joyner. Seúl, 1988
Los Juegos de la XXIV Olimpiada se celebraron entre septiembre y octubre de 1988 en la capital de Corea del Sur, Seúl. Se convirtió así en la segunda ciudad asiática en albergar unos Juegos -tras Tokyo en 1964- después de superar a la japonesa Nagoya en la votación final. Fueron los primeros juegos después de Munich 72 en los que no existió boicot masivo -a excepción de Corea del Norte-, lo cual se tradujo en una participación récord en su momento. Fue la última edición a la que concurrieron la URSS y la RDA.
En el plano atlético, el evento sería recordado por el increíble récord mundial del canadiense Ben Johnson en la prueba de 100 metros y su posterior descalificación por dopaje, siendo finalmente ganador Carl Lewis. En la categoría femenina, la gran estrella y triunfadora fue la californianda Florence Griffith-Joyner. Proveniente de una familia humilde, destacó en carreras de velocidad desde niña, pero no fue hasta que conoció al entrenador Bob Kersee y consiguió una beca de estudios en la Universidad de UCLA cuando comenzó a convertirse en una atleta realmente competitiva.
Tras haber conseguido la plata en los 200 metros en los Juegos de Los Ángeles 1984, su carrera fue progresando, y en los trials de calificación para los Juegos del 88 batió el récord del mundo de los 100 metros con una marca de 10,49 segundos, aún hoy inalcanzable. En Seúl explotó todo su potencial, alzándose triunfadora en las pruebas de 100 y 200 metros -con otro récord mundial de 21,34s aún hoy imbatido-, además del oro en los relevos de 4x100 y la plata en 4x400. Tras su éxito, se retiró de la alta competición y se convirtió en una gran figura mediática. Murió a los 38 años al sufrir un ataque de epilepsia, enfermedad que había sufrido desde tiempo atrás. Puede que sus logros y récords tarden mucho tiempo en ser superados, pero incluso así, su carisma y simpatía siempre serán recordados.
Fermín Cacho. Barcelona, 1992
En octubre de 1986, la votación del COI para elegir la sede de los Juegos de la XXV Olimpiada finalizó con la elección de Barcelona por delante de París. Celebrados entre julio y agosto de 1992, fueron los primeros juegos de la historia sin boicot político de ningún tipo. Aunque Yugoslavia no participó como tal debido a la guerra de los balcanes, sus deportistas compitieron como paricipantes independientes. Los Juegos de Barcelona fueron los segundos organizados por un país hispanohablante, y supusieron un gran impulso para la ciudad y para España, siendo considerados como los mejores Juegos Olímpicos de la era moderna hasta su momento.
Los Juegos de Barcelona supusieron un impulso definitivo para el deporte español, que pasó de conseguir 4 medallas en Seúl 88 a las 22 - con 13 oros, hito aún no superado-, cifras que se mantuvieron cercanas a lo largo de las ediciones posteriores. El atletismo español apenas había conseguido hasta el momento la plata de Jordi Llopart en los 50km macha de Moscú 80 y el bronce en los 1500m de Los Ángeles 84 por parte de José Manuel Abascal. En Barcelona, las cosas iban a cambiar con el bronce de Javier García Chico en pértiga, la plata de Antonio Peñalver en decatlón y los oros de Daniel Plaza en 20 km marcha y Fermín Cacho en 1500m.
El soriano Fermín Cacho es, posiblemente y por derecho propio, el mejor atleta masculino español de la historia. Experto en la prueba reina del medio fondo, los 1500 metros, consiguió su mayor éxito en el Estadio Olímpico de Montjuic al ganar el primer oro de la historia del atletismo español, derrotando a grandes altetas como Nourredine Morcelli o Rachid el Basir. Cuatro años después, en los Juegos de Atlanta, se alzó con la medalla de plata superando a Kipkorir y Rotich y solo por detrás del propio Morcelli. Cacho fue campeón de Europa y también bronce, y consiguió platas en mundiales tanto al aire libre como en pista cubierta. Todo un mito del atletismo español.
Michael Johnson. Atlanta, 1996
La elección de Altanta como sede de los Juegos de la XXVI Olimpiada fue una de las más polémicas y aún incomprensibles de la historia. Cumpliéndose la efeméride del centenario de la celebración de los Primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna, Atenas presentó su candidatura, siendo votada por mayoría en las tres primeras rondas. Habría supuesto una elección lógica, natural, y hasta romántica. Sin embargo, el COI adujo razones de rotación continental y desconfianza en el gobierno griego para designar a la ciudad estadounidense como ciudad olímpica. Saltaba a la vista que el principal patrocinador del evento, con sede en la capital del estado de Georgia, había tenido mucho que ver en la decisión final.
En la disciplina atlética, destacaron las actuaciones de la rusa Svetlana Masterkova, triunfadora en las carreras de 800 y 1500 metros, y la francesa Marie-José Perec, quien a su vez se alzó con los oros de 200 y 400 metros. En la categoría masculina, causó gran impacto la cuarta victoria consecutiva en la prueba de salto de longitud del mítico atleta estadounidense Carl Lewis, en la que fue su última participación y medalla olímpica. Y, sobre todo, las victorias del velocista Michael Johnson.
Texano de nacimiento, Johnson destacó en las pruebas de 200 y 400 metros. En Barcelona 92 formó parte del equipo que consiguió el oro en la prueba de relevos 4x400, y fue campeón mundial de ambas disciplinas en ocho ocasiones entre 1991 y 1999. Sin embargo, sus éxitos más recordados fueron las medallas de oro en 200 y 400 metros en los Juegos de Atlanta. En esta cita, batió el récord del mundo de 200, el cuál estuvo vigente hasta que Usain Bolt lo superó en 2008. También poseyó el récord de 400 metros desde 1999 hasta 2016, y ganó la medalla de oro en la prueba de 400 metros en Sidney 2000. Sin duda alguna, fue un atleta sobresaliente.
María Vasco. Sidney, 2000
Entre septiembre y octubre de 2000, Sidney acogió la celebración de los Juegos de la XXVII Olimpiada. Se había impuesto a Pekín en las votaciones para elegir sede por un estrecho margen en la última ronda, quedando eliminadas con anterioridad las demás candidatas: Berlín, Estambul y Mánchester, convirtiéndose de esta manera en la segunda ciudad austrailana que acogía unos Juegos Olímpicos.
La competición de atletismo estuvo empañada por la sombra del dopaje, y la posterior descalificación de la atleta estadounidense Marion Jones, quien había conseguido cinco medallas. En el plano individual, destacaron actuaciones como la del etíope Haile Gebrselassie, quien repitió su victoria la victoria conseguida cuatro años antes en la prueba de 10000 metros. En lo que respecta al atletismo español, en esta edición se consiguió la primera medalla en categoría femenina, gracias a la marchadora María Vasco.
La medalla de la catalana fue una de las grandes sorpresas, absolutamente inesperada. Pese a haber sido campeona de España en repetidas ocasiones, sus resultados internacionales solo habían sido discretos. Sin embargo, María Vasco rompió todos los pronósticos y estuvo cerca de las ganadoras en la prueba de 20km marcha, logrando un histórico bronce con sabor a victoria. Fue la primera medallista femenina olímpica española de la historia -tan solo Ruth Beitia consiguió otra medalla posteriormente, el oro en salto de altura en Rio 2016-. Después de Sidney, Vasco desarrolló una exitosa carrera consiguiendo medallas en pruebas de copa de europa, del mundo y campeonatos mundiales. Toda una pionera y una heroína olímpica española.
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