Virgen de la leche
El origen de esta particular figura de la iconografía mariana se encuentra, como no podía ser de otra manera, en la apropiación de mitos y figuras de culturas y religiones precedentes. Probablemente la fuente de inspiración más directa provenga del arte egipcio y de la representación de la diosa madre Isis amamantando a Horus. Teniendo en cuenta esta génesis es fácil comprender que no resulta casual que las primeras muestras cristianas de la virgen nodriza provengan del arte copto. Con el asentamiento del credo cristiano y el desarrollo del arte bizantino, la advocación de la virgen lactante deriva en la Galactotrofusa. El culto a esta se afianza hasta el punto de generar la existencia y distribución por parte templaria de tónicos o licores ligados a la disolución en agua del carbonato cálcico -misma composición que la roca de la originaria gruta de la leche-; por no hablar de los mitos que surgen en torno a la aparición milagrosa de la virgen a santos, el amamantamiento de los mismos y su consecuente inmortalización en forma de obras de arte un tanto inquietantes.
La cristiandad latina toma el relevo del arte paleocristiano y, siendo la religión dominante en Europa, la advocación de la virgen de la leche evoluciona hasta un nuevo estado de desarollo: la Virgo lactans de finales de la Edad Media -también conocida como Madonna lactans-. En épocas anteriores, las vírgenes amamantadoras habían tenido más éxito en la parte más oriental del imperio, y no fue hasta después del siglo XI cuando comenzó a ser una figura más presente y venerada en el resto del continente, alimentada por el florecimiento del culto mariano. Destacando las obras italianas, como las de la escuela de Siena del siglo XIV, o las de procedencia flamenca, a la península ibérica llegan gracias a las influencias bizantinas e italianas a través de la Corona de Aragón, dejándonos algunas piezas dignas de ser admiradas.
Andaba documentándome para realizar esta obra y reparé en el escaso conocimiento que tenemos en nuestra época acerca de las vírgenes de la leche. No es que resulte demasiado difícil encontrar información al respecto, existen publicaciones más o menos elaboradas y accesibles a todo tipo de público, pero hay que saber cómo y dónde buscar. Pero es innegable que no se trata de un icono religioso que esté en la mente del gran público sin demasiado conocimiento de la historia del arte, como sucede con otras estampas cristianas que han llegado con más fuerza a nuestros días. Y esta sombra de duda me hizo preguntarme por la época y circunstancias que llevaron a la extinción de ese fervor por la «teta santa».
En mi repaso de las principales representaciones de las Madonnas lactantes desde sus orígenes en religiones paganas y antiguas hasta las más modernas, reparé en que comienzan a desaparecer de la iconografía religiosa llegados a la época del Renacimiento, aunque en lugares como España o América Latina sus representaciones fueron algo más frecuentes hasta el siglo XVII. Su decadencia se situá en el Concilio de Trento (1545-1563), evento en el que la doctrina católica refundó sus principios para oponerse a la Reforma protestante. Entre las muchas decisiones que se tomaron en el concilio, una de ellas fue la de limitar la representación de las vírgenes de la leche por temas de pudor. Se ve que la teta siempre ha sido poderosa, capaz incluso de hacer temblar los cimientos de la misma santa iglesia.
Dado que la mayoría de las vírgenes de la leche que podemos encontrar en la historia del arte provienen de épocas pre-renacentistas, o desde luego anteriores al barroco, en las que las destrezas pictóricas, el dominio de las perspectivas o los estudios de anatomía eran aún temas que se estaban explorando, es común encontrar representaciones poco realistas. Dicho esto, que nadie se espante si de repente se topa con obras en las que aparecen niñojesuses que se parecen a Quentin Tarantino -y no me refiero a la representación de los santos amamantados, sino a las propias de la natividad-; a vírgenesmarías que en lugar de recordar a la de la cofradía de tu pueblo más bien son la recreación de la madre de Brian; o con tetas que se ubican en longitudes y latitudes extrañas o circenses que desafían toda lógica anatómica. Queda claro que en épocas pasadas casi todo fue más difícil, y aquellos artistas no debían andar sobrados de muchas referencias en las que inspirarse. Y, si encontráis alguna obra cuya teta o pezón sea una representación fidedigna, o tan solo verosímil, pensad -y esto es una sugerencia a título personal basada en una mera conjetura por mi parte- que la artista que la hizo posiblemente fuera una mujer.
0 Comentarios
Tu comentario se publicará después de su aprobación.
Deja una respuesta. |
Juan NepomucenoArte digital, pintura e ilustración, diseño gráfico, murales... Me dedico a todo esto... y a mucho más. Llega "El año en que murió Freddie" mi primer libro de la mano de Domiduca Libreros. ¡No te quedes sin él"
MI NEWSLETTER
La estantería
Octubre 2024
Las etiquetas
Todo
"Deja de pensar, deja que todo fluya, siéntate al sol y disfruta de la vida."
|