El problema surge cuando se toman como modelos de comportamiento deliberadamente, y pudo no resultar tan sangrante en su momento porque eran roles que estaban medianamente aceptados. Pero casi veinte años después hay tantas cosas que chirrían revisando la serie. El análisis superficial arroja resultados reveladores, los progatonistas se dividen a partes iguales en chicas y chicos: ellos son dominadores y ellas pasivas, si bien son mujeres que luchan por su empoderamiento -y en gran parte lo consiguen-, no dejan de hacerlo dentro de unos límites. Podrán tener éxito, pero sus mayores logros siempre serán el realizarse como mujeres consiguiendo pareja, formando una familia y teniendo hijos. Phoebe no era así y, sin embargo, al final su espíritu también es doblegado y termina convirtiéndose en una "mamá Volvo".
A lo largo de toda la serie abundan los gestos normalizadores de actitudes homofóbicas -por ejemplo, Ross inculcando a su hijo Ben que los juguetes de un niño deben ser violentos, y no una Barbie-; transfóbicas -prácticamente todo lo relacionado con el padre de Chandler-; o perpetúan estereotipos de clase o sociales que rozan lo ridículo -¿algún tópico más manido que la familia italo americana de Joey?-. Es una comedia, pretende reírse de estos tópicos, y el modo de hacerlo podría estar aceptado en su momento, pero hoy en día las formas y los límites han cambiado. Hay que dejar claro que la serie no nos dice "tenéis que ser como ellos", y quien lo entienda de esta manera, yerra en el análisis. Pero sí que puede calarnos casi de froma desapercibida el mensaje subliminal de que "está bien ser como ellos".
Nunca he sido un gran consumidor de series, por lo menos no al nivel al que llego en lo cinematográfico. Hay algunas series de lo más básico que ni siquiera me han llamado la atención, de aquellas que son esenciales para cualquiera espectador actual. Hay otras que vi, pero tiempo después -una de mis manías es abordarlas cuando han acabado, para no sufrir sospresas desagradables en forma de cancelación, aunque aumenta el riesgo de spoiler-. Pero sí que he visto unas cuantas y puedo afirmar que, entre todos los personajes principales de comedias que hablan de la vida y las relaciones, solo he conocido uno cuya toxicidad fuera mayor que la de Ross Geller: Ted Mosby de Cómo conocí a vuestra madre...
Todos los personajes de Friends tienen comportamientos cuestionables a lo largo del tiempo -sin llegar al nivel de los de Seinfeld-. No hablemos de Joey Tribbiani, quien visto en perspectiva hoy en día pasaría a formar parte de las filas más casposas y rancias del trumpismo. No me cabe duda de que el auténtico rey es Ross. El personaje en sí es una red flag, no hay momento ni situación en la que no resulte detestable. Se pasa la vida entera detrás de Rachel, complicándole la existencia al personaje que tiene la evolución personal más destacable. A pesar de que desde el primer momento ella le deja claro que "no es no", él insiste hasta que la consigue. La condiciona hasta el punto de que ella renuncia al gran sueño por el que ha luchado toda su vida -trabajar en la moda en París- para volver con él. Y, en respuesta, quizá si se estaban tomando un descanso, pero no la querría tanto cuando le falta tiempo para ir corriendo a buscar a otra. Predica con el ejemplo, tío.
En la segunda temporada de la serie se plantea un conflicto de clase entre los protagonistas, quienes se dividen entre los que tienen éxito laboral y económico en ese momento (Ross, Chandler y Mónica) y quienes viven una situación más ahogada (Phoebe, Joey y Rachel). Pero ese mínimo conato de denuncia social queda en solo un intento, pues es algo que apenas sí se vuelve a tocar solo de pasada. Quizás en alguna temporada baja de Joey, que son muchas -siempre sale Chandler al rescate-, y apenas de pasada durante el ascenso social de Rachel tras su caída voluntaria. A menudo viendo series me he planteado cuestiones económicas relativas a los personajes, del tipo "¿cuánto dinero tienen que ganar para mantener ese nivel de vida?" En Friends solo me salen las cuentas con Chandler, para el resto solo en algunas épocas. ¿Cómo puede un profesor universitario pagar un apartamento en el West Side? ¿Quizá papá y mamá echan una mano? ¿Los apartamentos de Mónica y Phoebe eran de renta antigua, pero de qué siglo? Y cosas así... Sé que debo entrenar la suspensión de la incredulidad.
Hablemos de Rachel. De todos los protagonistas, ella es la que pertenece a una familia más típica tópica americana de clase media alta. Parecen sacados de una peli "vive el sueño americano" de los años sesenta, como si veranearan en Kellerman's. ¿Rachel es hija de la familia de Dirty Dancing? Pero, lejos de resignarse a vivir esa vida acomodada pero insatisfactoria, llena de dinero fácil y cuernos evidentes, huye y empieza desde cero. Sacrifica todo lo que tiene para vivir a su manera, y todo lo que logra lo hace por su propio mérito y esfuerzo. Hace falta ver la serie varias veces para darse cuenta de que ella es la auténtica protagonista -con Ross, y de manera difusa, pues los seis principales lo son. Pero me atrevería a decir que ella lo es un poquito más-. Rachel es una triunfadora, es un ejemplo, una auténtica mujer empoderada, aunque muy intoxicada por su eterna y conflictiva relación con Ross.
Al final de la serie los seis protagonistas gozan de una posición de prestigio dentro de sus profesiones, o tienen cierta estabilidad emocional, económica. Casi van logrando todo aquello por lo que habían luchado durante diez temporadas... pero no todo. He dejado para el final lo más sangrante de cuanto he podido analizar de Friends. Mónica anhelaba ser madre, pero Chandler y ella no pueden serlo de forma natural. ¿Cómo iba a ser eso un problema teniendo dinero? El tema de la subrogación gestacional -la compra-venta de bebés y la explotación de las madres de clase baja- está de actualidad en nuestra sociedad española actual, pero en eso nos llevan bastante adelanto en EEUU y hace casi veinte años no solo hablaban sin vergüenza de ello, sino que lo justificaban y alababan. ¿Pero qué podíamos esperar de una sociedad tan hipóctrita y doblegada a los dictados divinos? Solo hay un dios: el dinero.
A estas alturas, quizá tenga que esforzarme mucho por dar credibilidad a la afirmación de que realmente Friends me gusta mucho, es una de mis series favoritas y la he visto tantas veces como para conocer todos estos datos de memoria sin necesidad de consultar en ningún lugar. Y no todo es malo, obviamente. Rachel es un gran ejemplo de ello. Todos los personajes tienen una gran evolución, y esa es una de las razones por las que se fortalece el vínculo con el espectador. Sufren problemas emocionales, sus neurosis y etcétera, lo cual los humaniza y ayuda a reforzar la identificación con algunos aspectos de sus personalidades. Si fuera de otra manera, sería imposible que casi veinte años después de su final siguiera siendo una serie top, y seguida por gente de varias generaciones.
0 Comentarios
Tu comentario se publicará después de su aprobación.
Deja una respuesta. |
Juan NepomucenoArte digital, pintura e ilustración, diseño gráfico, murales... Me dedico a todo esto... y a mucho más. Llega "El año en que murió Freddie" mi primer libro de la mano de Domiduca Libreros. ¡No te quedes sin él"
MI NEWSLETTER
La estantería
Septiembre 2024
Las etiquetas
Todo
"Deja de pensar, deja que todo fluya, siéntate al sol y disfruta de la vida."
|