La luna vino a la fragua Contar con la obra de Federico García Lorca como punto referencial de inspiración debiera ser un acto de obligado cumplimiento para cualquier persona que dedique parte o la totalidad de su tiempo al arte. Hace ya unos años di mis primeros pasos de acercamiento hacia el universo lorquiano haciendo que tanto sus poemas como su imagen formasen parte de mi humilde colección de caligramas (que puedes revisar pinchando aquí). El efecto estimulante que ejerce la obra literaria de Federico sobre la inquietud artística y creativa no ha pasado desapercibido para mí. Con motivo de la celebración del Día Internacional del Libro de este año 2016 y aceptando la propuesta lanzada por el Ayuntamiento de Jódar para decorar espacios públicos con pinturas murales, a lo largo de varios días de abril he realizado una pintura-caligrama-lorquiana cuyo proceso artístico podéis contemplar en el siguiente vídeo. La grandeza de LorcaAl acercarme a la obra de Lorca buscando inspiración para crear mi particular tributo he sentido que toda iniciativa o acción artística que intente homenajearlo es insuficiente dada su grandeza. Desde niño pude admirar con naturalidad y familiaridad la obra de Federico. Tuve suerte en este aspecto, en una doble vertiente: haber crecido en democracia (lo cual despojó la figura histórica, literaria y humana de tabús de índole política y personal); y, más importante aún, haber encontrado maestros y maestras (y amigos) que me invitasen a descubrir toda la grandeza del granadino. Para mí, Federico es parte de la vida. Federico es tradición y vanguardia; su poesía son imágenes cercanas cargadas de simbolismo; es el punto de encuentro entre lo mundano y lo trascendental... Pero más alllá incluso de toda clase de consideraciones lingüísticas o literarias, Federico García Lorca es pasión, es una forma de ver el mundo y de sentir la vida, es la vida misma. La aurora de Nueva York gime El proceso de creaciónRecibí el encargo de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Jódar de realizar un mural decorativo en la nueva Casa de la Juventud (edificio municipal que cuenta con diversas estancias y usos, entre ellos la Biblioteca Juan de Mata Carriazo), con la intención de estrenarlo para la conmemoración del Día Internacional del Libro (23 de abril, de 2016 en este caso). La elección de la temática no resultó difícil, desde el primer día nos pusimos de acuerdo en que rondase en torno a la figura de Federico García Lorca. La faceta artística del proyecto dependía enteramente de mí. La elección del estilo no planteaba demasiadas dudas, desde el primer momento supe que sería un trabajo en la línea de mi serie de caligramas. Tanto la técnica como la elección de colores (en este caso, contraste entre blanco y negro) estaban determinadas por la intención de transmitir dualidad y contraste en la obra una vez acabada. Quedaba aún otro detalle de gran importancia por decidir: el texto que completaría el mural. En este aspecto, era necesario realizar cambios con respecto al caligrama original. Después de ciertas dudas con respecto a qué camino tomar en la revisión de la obra de Federico (teatro o poesía, prosa o verso, tradición o modernidad...), y tras pedir consejo a un gran amigo experto en literatura el camino se mostró diáfano. La elección de los poemas que ilustran el mural-caligrama homenaje a Federico García Lorca, por tanto, no es aleatoria. Del mismo modo en que el dibujo con la figura de Federico ofrece un claro contraste entre blanco y negro, los poemas se nutren de esta antagonía cromática y la hacen parte de su juego, tratando de plasmar pictóricamente la contraposición entre la parte tradicional de la obra poética de Federico y la vanguardista. Los datos técnicos no guardan gran misterio. Se trata de un mural elaborado con pintura plástica de base acuosa y acabado mate sobre base de pintura de las mismas características, cubriendo una superficie total estimada de entre 8 y 10 metros cuadrados (aproximadamente 3 metros de base por algo menos de 3 metros de altura). Sobre fondo blanco, escrito con pintura negra, aparece un fragmento del poema Romance de la Luna, extraído del Romancero Gitano de Federico, publicado por primera vez en 1928. Sobre el cuerpo de Federico que conforma el bloque sólido de pintura negra, escrito con pintura blanca, aparece un fragmento del poema Aurora, extraído del libro Poeta en Nueva York, escrito alrededor de 1930 y publicado por primera vez cuatro años después de la muerte del poeta, ya en 1940. El contraste entra blanco y negro muestra el punto de conjunción entre su obra de inspiración tradicional, la recuperación de la poesía popular y su fusión con la vanguardia llevada a cabo en el Romancero Gitano; y, por otra parte, la que es quizás la obra más simbólica y surrealista de Federico, Poeta en Nueva York. Dos colores antagónicos, dos estilos diferenciados que tienen la misma esencia, dos visiones con diferentes enfoques simbólicos de la poesía que son una, dos almas que no dejan de ser la de un artista único: Federico. Entre Víznar y Alfacar. Reflexiones personales
Pero Lorca, por ser un artista universal precisamente, trasciende a la mayoría de sus seres humanos contemporáneos (la grandeza de su figura hace que también a anteriores y posteriores). Quienes asesinaron a Federico quisieron que su muerte fuese ejemplarizante, un acto disuasorio para todos aquellos que simpatizasen en algún aspecto con su modo de vida, sus creencias o sus inquietudes. No obstante, consiguieron todo lo contrario. Cometieron una atrocidad, una abominación. Gracias a su literatura, Federico ya había alcanzado el estatus de mito. Su trágica muerte reforzó su leyenda... Niño déjame que baile. ...y pensé en Federico, acompañado por Dióscoro, Francisco y Joaquín, recorriendo a pie en plena madrugada de agosto (calurosa en Granada) el camino entre Víznar y Alfacar hacia lo que ya era inevitable para ellos. Como tantos otros hicieron antes y tantos otros harían después... Y me pregunté, en mitad de este pensamiento, qué diría el propio Federico si pudiera ver, ochenta años después de su muerte, a una persona cualquiera, como lo soy yo o pudieran serlo tantos otros, pintar y sentir su obra y su muerte como si hubiesen sido escrita y asesinada el día anterior.
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Juan NepomucenoArte digital, pintura e ilustración, diseño gráfico, murales... Me dedico a todo esto... y a mucho más. Llega "El año en que murió Freddie" mi primer libro de la mano de Domiduca Libreros. ¡No te quedes sin él"
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