Últimamente se ha puesto tan de moda lo de mostrarse al mundo a través de un "selfie", que no me he podido resistir y he sido arrastrado por la corriente. Aquí os presento una serie de simpáticos retratos en forma de Selfie. ¡Espero que os gusten y feliz lo-que-queda de verano!
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Hace cuatro años, tal día como hoy, un 11 de julio, la selección española se presentó en Soccer City de Johannesburgo para jugar su primera final de una Copa del Mundo de fútbol de la FIFA. El rival, Holanda, equipo que había caído derrotado en el 74 contra el anfitrión, Alemania Federal, y en el 78 de nuevo contra otro anfitrión, Argentina. La historia era favorable a los naranjas, nadie había perdido tres finales sin ganar ninguna. El fútbol, favorable a los españoles, que no habían superado las rondas previas con contundencia, pero sí habían desplegado el mejor fútbol del campeonato, con los barcelonistas Xavi e Iniesta al mando. A medida que pasan los años, el recuerdo de los detalles de aquel partido se diluye, y van persistiendo las sensaciones. La de agobio ante el dominio estéril de los españoles que no lograban batir a Stekelenburg mientras el reloj corría y el fantasma de los penaltis se acercaba. La de impotencia ante la dureza del juego holandés, las continuas entradas a los jugadores más talentosos de España, como Iniesta, Xavi, o la criminal de De Jong a Xabi Alonso, que debería haber sido tarjeta roja tal y como reconoció tras el partido el permisivo árbitro inglés Howard Webb. La de terror ante las ocasiones que tuvieron los holandeses, especialmente los dos mano a mano de Robben ante Iker Casillas, que el madridista atajó de forma milagrosa cuando los holandeses casi celebraban la victoria... Pero sobre todas las sensaciones, persiste la de inmensa felicidad tras la jugada culminada con el gol de Andrés Iniesta que... mejor no escribo nada, que lo cuenten los protagonistas en el siguiente vídeo... En fin, no me cansaré de decir que los buenos momentos vividos en el pasado no deben caer en el olvido. A pesar de que esta selección no ha estado a la altura en el mundial de Brasil, no hay que olvidar los maravillosos años en que han ganado dos Eurocopas y una Copa Mundial, algo que nadie nunca había conseguido. Y terminaré añadiendo que cuando un equipo gana la Copa del Mundo, es CAMPEÓN del mundo para siempre. ¡Gracias tíos!
SUDÁFRICA 2010. CARLES PUYOL. Tenemos, como sociedad en su conjunto, una tendencia autodestructiva que nos conduce de forma preocupante a olvidar la parte positiva pasada de la vida y quedarnos solo con lo malo más inmediato. En el mundo del fútbol, como parte inevitable (y casi indeseable) que es de la cultura social, no podía ser menos. Que la selección española haya sido eliminada en primera fase de Brasil 2014 es una realidad futbolísticamente dolorosa, pero no por ello debería restarle valor al hecho de que este grupo de jugadores (con algunas pequeñas variaciones) fuera campeón del mundo hace cuatro años en Sudáfrica. Este sentimiento no debería ceñirse al simple título de campeones de aquel mundial, sino que hablamos de una generación de futbolistas que han llevado a la eterna España que era siempre favorita pero nunca pasaba de cuartos de final a ganarlo todo durante un periodo de 4 años (dos Eurocopas y un Mundial, cosa que ninguna selección ha conseguido nunca). En lugar de lamentarse por el fracaso presente quizás deberíamos alegrarnos y recuperar (aunque solo sea un poquito) de esa felicidad futbolística y deportiva que nos proporcionaron en su día momentos inolvidables como el gol de Puyol en las semifinales de Sudáfrica, rematando de forma impecable el córner sacado por Xavi Hernández, y clasificando de esa forma a la selección española por primera vez en su historia para la final de una Copa del Mundo. Hoy empiezan las semifinales de Brasil 2014 sin España (vuelta a la normalidad), pero siempre nos quedará el recuerdo de aquel 7 de julio de 2010 en Durban. Desde los tiempos finales del gran Zidane (aquel último de la final de la Copa del Mundo del 2006, de ingrato recuerdo para él por su cabezazo a Materazzi y la tarjeta roja que le supuso tal acción), el combinado Francés no había llegado tan lejos en un campeonato dando tan buena sensación como en el presente mundial. Aprovechando su partido de cuartos de final de Brasil 2014 contra Alemania, recupero el recuerdo de Francia '98. FRANCIA 1998. ZINEDINE ZIDANE. La Brasil campeona en el 94 era la gran favorita cuatro años después con un equipo plagado de estrellas, con el gran Ronaldo a la cabeza (el auténtico, no confundir con el falso). La anfitriona, a pesar de tener un buen conjunto, había sembrado dudas contra Paraguay (venciendo en el último minuto de la prórroga), Italia (victoria por penaltis), o Croacia (remontando para un 2-1 final), pero cumplió el objetivo de llegar a la final del Gran Stade de Saint Dennis el 12 de Julio. Ante todo pronóstico, el partido fue cualquier cosa menos igualado. Los franceses pasaron como un rodillo por encima de los brasileños, con tal superioridad como no se recordaba en una final de Copa del Mundo desde la victoria de Italia en el 82 o los tiempos de la Brasil del mítico Pelé. El mejor de los franceses, el jugador de origen argelino Zinedine Zidane, había demostrado ser un jugador talentoso, pero en esta final reivindicó su categoría de gran estrella mundial, por encima del propio Ronaldo Nazario. No solo por su liderazgo en el campo, sino culminando con dos goles marcados al rematar de cabeza de forma impecable dos saques de esquina. Francia por fin tenía su ansiado trofeo, y Zidane se coronaba como el mejor jugador del mundo.
Para ser el mejor, es necesario reivindicarse en los escenarios más grandes y en las competiciones más importantes. Volviendo a la serie de foto-montajes dedicados a la Copa del Mundo de fútbol, y aprovechando la coincidencia con el partido de Argentina en los octavos de final, no hay nada mejor que recordar al barrilete cósmico. MÉXICO 1986, LA MANO DE DIOS. El segundo mundial disputado en México en 16 años tuvo un protagonista indiscutible: Diego Armando Maradona. Su actuación fue la más espectacular y decisiva de un solo jugador en un campeonato. Llevó a los argentinos a derrotar a la RFA en la final del Estadio Azteca el 29 de Junio por 3-2. Los tres goles argentinos fueron regalos a pase del Pelusa. La cosa venía de atrás. El 22 de Junio, en el mismo escenario, protagonizó dos de las imágenes más recordadas de la historia del fútbol. En un partido de máxima rivalidad nacional contra Inglaterra (enfrentados por la Guerra de las Malvinas), marcó un gol con la mano que subió al marcador, y el "mejor gol de todos los tiempos", recorriendo media cancha y sorteando a todos los rivales. Genio. EE.UU. 1994, CAMPOS REVOLUCIONA EL COLOR. Esta entrada del blog está especialmente dedicada a los niños y niñas futboleros de hoy, así que si tenéis cerca a alguno, os pido que los invitéis a leer este cortito texto. Lo escribo porque ellos están acostumbrados a vestir las camisetas de sus ídolos y equipos, y quizás algunos lleven las camisetas de los porteros, que son cada vez más coloridas y llamativas. Pero no siempre fue así la cosa. Los que fuimos niños hasta principios de los noventa lo máximo que habíamos visto eran los espantosos verdes, grises y negros de porteros sosainas como Zubi, Buyo, Cedrún y otros tantos. Hasta que llegó Jorge Campos y revolucionó el panorama futbolero con los uniformes de colores impactantes y casi fluorescentes que él mismo diseñaba. Jorge Campos no era un portero al uso. Era un portero-delantero al más puro estilo patio de colegio. No han existido muchos porteros que hayan triunfado en este aspecto. El mexicano es, según la susodicha Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol, el quinto portero más goleador de la historia, después de Rogerio Ceni, Chilavert, Ivankov e Higuita. Pero aquel, a pesar de ser un aspecto extraordinario, no era el que más nos llamaba la atención a los críos que vivimos el mundial de EEUU (que futbolísticamente fue bastante lamentable, todo hay que decirlo). La participación mexicana fue correcta, sin llegar a ser extraordinaria. Quedaron primeros en un grupo que tuvo un triple empate a cuatro puntos con Italia e Irlanda, y cayeron en octavos de final en una desafortunada tanda de penaltis contra una de las revelaciones de aquel mundial, la Bulgaria de Stoichkov. Pero para todos aquellos que éramos niños, lo que quedó grabado en nuestro recuerdo fue la llamativa y refrescante indumentaria de Campos y el camino que abrió a los porteros que vinieron después. Vuelvo al origen de esta serie de fotomontajes sobre la Copa del Mundo de Fútbol que comencé con la imagen del mítico Pelé. En este caso avanzando cuatro años hasta el mundial de 1974 para homenajear el no menos mítico Johan Cruyff. ¡Espero que os guste! RFA 1974, LA NARANJA MECÁNICA. El fútbol cambió radicalmente de la mano de Rinus Michels y Johan Cruyff, quienes revolucionaron el estilo hacia un juego moderno y vertiginoso en el que todos los jugadores ocupaban varios roles en el conjunto. El mundial del 1974 se celebró en la República Federal de Alemania. Holanda maravilló a todo el mundo arrasando al campeón Brasil y plantándose en la final contra la anfitriona. El 7 de julio, en el Olympiastadium de Munich, apenas se había jugado minuto y medio cuando Cruyff fue derribado y Neskeens transformó el penalti. Holanda ganaba 0-1 sin que los alemanes hubiesen tocado aún la pelota. Pero Breitner (de penalti) y Müller le dieron la vuelta al marcador, y Holanda no pudo ganar el mundial que mereció. EE.UU. 1994, EL ÚLTIMO PARTIDO DE ESCOBAR. Ver el primer partido de Colombia en el mundial de Brasil me ha traído al recuerdo la historia de Andrés Escobar. No todas las historias que rodean los mundiales son agradables, y la del defensor colombiano es trágica. Quienes hayan cumplido la treintena seguramente recuerden la historia de este colombiano que llegó al mundial estadounidense, como toda su selección, con el cartel de "equipo revelación". Para quienes no la conozcan, lean con atención lo que viene a continuación. Los colombianos entrenados por el ex-atlético Pancho Maturana hicieron una fase de clasificación impecable, llegando a derrotar por 0-5 en Buenos Aires a la Argentina de Maradona, que venía de ser subcampeona del mundo en Italia '90. Con jugadores de la categoría de Mondragón (el portero que está como suplente en Brasil 2014 con 42 años), Carlos Valderrama (ex de Valladolid, amigo íntimo de Míchel), Tren Valencia (otro que jugó en el Atleti de Gil), Freddy Rincón (con un breve paso por el Madrid), Aristizabal (llegó a jugar en el Valencia) o el gran Tino Asprilla (quien alcanzó gran éxito con Parma y Newcastle), los colombianos apuntaban a ser una de las grandes sensaciones del mundial, y más aún al caer en suerte en un grupo relativamente asequible, con la desconocida Suiza, la impredecible Rumanía y el anfitrión EE.UU. La derrota por 1-3 en el primer partido contra los rumanos encabezados por Hagi y Raducioiu hizo que cundiera el desánimo en las filas colombianas, quienes se habían creado quizás demasiadas ilusiones y habían llegado demasiado confiados a ese partido. Pero aún no estaba todo perdido, el sistema de competición de aquella época (con solo 24 equipos participando), permitía el pase a octavos de final a 4 terceros clasificados. Por tanto, el segundo encuentro contra los anfitriones de EE.UU., a priori uno de los equipos más flojos del campeonato, se convertía para los colombianos en una especie de segunda oportunidad. 93 mil espectadores se dieron cita en el estadio que albergaría la final, el Rose Bowl de Los Ángeles, el 22 de junio de 1994. Las ilusiones de los colombianos duraron apenas 13 minutos, el tiempo que tardaron los locales en disfrutar de un desgraciado auto-gol del defensor colombiano Andrés Escobar. Los estadounidenses anotaron un segundo gol que hizo que el postrero tanto de Tren Valencia no sirviera para nada. Colombia estaba eliminada en el segundo partido, y la depresión cundió en los miembros de la selección cafetera. A pesar del auto-gol y de la lamentable imagen dada por todos los miembros del equipo, Andrés Escobar no era un jugador cualquiera. Durante esa primavera e inicio del verano, se había hablado mucho de su fichaje por el Milán de Capello, que había sido campeón de Europa unas semanas antes tras vencer al Barça en Atenas. Estaba en la órbita del mejor equipo del mundo, casi nada. Lo que Andrés no se podía ni imaginar es que, tras su regreso a Colombia, ya en julio, iba a ser asesinado. Un supuesto fanático futbolero, un tal Muñoz Castro, le disparó seis veces en una discoteca de Medellín... La historia de la muerte de Andrés Escobar no es tan sencilla como pueda parecer contada de este modo. Es la culminación de una época de violencia y muerte, de narcotráfico y corrupción en la convulsa Colombia de finales de los ochenta y principios de los noventa. Para conocerla, no hay nada mejor que ver el estupendo documental que os dejo aquí debajo, titulado "Los dos Escobar", de 2010 dirigido por Jeff y Michael Zimbalist, donde se cuenta la historia del narcotraficante Pablo Escobar y la estrecha relación de los narcotrafricantes con el mundo del fútbol, así como las circunstancias que llevaron al asesinato de Andrés Escobar. Vale la pena verlo, ¡espero que os guste! En estas fechas entrañables en las que se ha convertido en costumbre hacer una recapitulación de los momentos más destacados del año que termina, me llena de orgullo y satisfacción... Que no, no os asustéis, que estaba bromeando. Simplemente se me ha ocurrido la idea (original, por supuesto que no se la he copiado a nadie; ¿acaso a alguien se le había ocurrido antes hacer algo así?) de hacer una breve galería de tan solo 13 imágenes que recuerdan algunos de los momentos (artísticos) más destacados para mí en este año 2013 que se termina, que en este ámbito no ha sido para nada malo. Pinchando en cada imagen podéis acceder a la galería correspondiente. Os deseo lo mejor para 2014, ya sé que en muchos aspectos no será muy complicado mejorar el que se termina. ¡Un saludo! Quisiera hacer muchas cosas en la vida que aún no he podido hacer, y no saber cuándo se va a terminar la vida es un obstáculo que me impide anticipar si seré capaz de conseguirlo o no. Para empezar, me gustaría pedir a la gente que suele darse una vuelta por este blog que hoy se queden hasta el final, porque podrán leer algunas reflexiones que nunca hasta hoy había expresado públicamente. Hace unos meses, concretamente en julio, os recomendé en una entrada de este blog el reportaje sobre la Fundación Carreras que el programa Informe Semanal de TVE había emitido con motivo del 25 aniversario de la Fundación. Nunca desaprovecho la ocasión de animar a las personas que conozco a que se conviertan en donantes de médula, y este programa puede aclarar las dudas de quienes aún las tengan. Si no lo habéis visto, os recomiendo que lo hagáis (solo tenéis que pinchar aquí para verlo). Junto con el vídeo, compartí algunas reflexiones sobre el tema con todos vosotros, reflexiones que hoy voy a ampliar escribiendo estas líneas con motivo de mi decimosexto cumpleaños, el aniversario de mi trasplante alogénico de médula ósea (pincha aquí si quieres saber lo que es) para curar una leucemia mieloide crónica (LMC). Es increíble la velocidad con la que pasa el tiempo, parece que fue ayer aquel día 29 de septiembre de 1997 en que desperté como quien tiene la sensación de que va a saltar por un puente y no sabe si la cuerda estará bien atada o no. Todo lo que viví durante los meses anteriores y los años posteriores fue una especie de guerra personal (la llamo cariñosamente "mi Vietnam"), una batalla continua contra todo, porque a menudo cualquier cosa se convertía en una amenaza, pero sobre todo fue una lucha contra la enfermedad y contra mí mismo, con el único objetivo de sobrevivir. Si bien es cierto que hoy puedo cantar victoria, son muchas las cosas que pierdes por el camino, y a veces me queda la sensación de ser un personaje sacado de una peli americana que mira a cámara con ojos de loco y dice "he visto cosas"... Y qué cosas, porque vivir durante siete u ocho años (llegó un día en que perdí la cuenta) aislado del mundo, contemplando cómo la vida se escapa sin que puedas ser partícipe de ella y viendo tan solo una triste calle de casas feas sin un rayo de sol que las ilumine, todo esto a través de una ventana protegida por barrotes de hierro carcelarios, es algo que no le desearía a nadie. En un ejercicio de sinceridad hasta ahora inédito en mí, he de admitir que nunca durante aquellos primeros años pensé que fuera a vivir tanto tiempo como he vivido. A mis catorce o quince años (o dieciséis, diecisiete...) jamás se me pasó por la cabeza que fuese a llegar a los treinta tacos... y ya me veis, aquí dando más guerra que nunca. Aunque quizás por todo lo que he vivido (mejor le quitamos el quizás; es seguro que ha sido por la forma como he vivido), me he convertido en la extraña y llamativa persona que soy actualmente. Quienes me conocéis personalmente o visitáis de vez en cuando esta web y este blog ya sabéis cómo soy, y quienes no, os lo podéis hacer una idea aproximada. En el presente, tanto tiempo después de que todo comenzase a finales de aquel raro verano del 97, al mirar hacia atrás recuerdo cómo eran las cosas en aquella época, y me sorprendo al compararlas con el mundo en el que vivimos hoy, cuando compruebo cómo y cuánto ha cambiado todo. Desde el aspecto propiamente médico, hasta otras cuestiones menos científicas. En el plano médico, me maravilla leer sobre los inhibidores de la tirosina-quinasa (ITK), algo que no existía hace dieciséis años, y que hoy se ha convertido en el primer tratamiento contra la LMC (pincha aquí si necesitas saber más sobre la LMC y sus tratamientos). Consiguen el control de la enfermedad en el 90% de los pacientes, haciendo que no sea necesario el trasplante. Este avance médico es algo maravilloso, pues el trasplante es un tratamiento muy agresivo que tiene un índice de mortalidad considerable. Tener un tratamiento alternativo que resulta tan efectivo y que permite que el tratamiento contra la LMC no impida al paciente hacer vida normal es una noticia magnífica. También resulta maravilloso para mí saber que se han establecido protocolos para evitar contratiempos de diversa gravedad que a mí me afectaron en mayor o menor medida, y que hacían que la recuperación de la enfermedad se viese frenada considerablemente. Pero no todo son buenas noticias. La ciencia avanza rápidamente, pero los profesionales médicos que se dedican a investigar sobre el cáncer y otras enfermedades no pueden disfrutar de los medios que serían deseables en una sociedad que se llama a sí misma "moderna", y no hacen nada más que encontrar trabas e impedimentos que, en muchos casos, los obligan a tirar por tierra años de investigación haciéndonos involucionar como sociedad, perdiendo años de salud y recortando nuestras vidas, hasta conseguir que muchos de estos profesionales se vean obligados a exiliarse de este país. En los últimos años, todo en España se ha deteriorado hasta un punto que jamás habríamos imaginado. La sanidad pública ha dejado de ser un derecho ganado justamente por los ciudadanos y se ha convertido en un negocio, la han convertido en un negocio quienes manejan los hilos de este país mientras se repartían los restos del pastel, y ya no tenemos el derecho a protestar, sino el deber de cerrar la boca. Con las leyes propuestas recientemente, los enfermos en tratamiento de leucemia tendrán que pagar un 10% de los gastos médicos que su enfermedad conlleve. ¿Alguien se imagina de qué cantidades estamos hablando? El alma se me parte al pensar que si tuviera que vivir en la actualidad lo que viví hace 16 años me sería imposible afrontar económicamente un tratamiento de ese tipo, y un diagnóstico similar al de entonces sería una sentencia de muerte para mí. No puedo dejar de pensar en las personas que hoy se hallen en tal situación, y siento que algo muere dentro de mí, que no entiendo este mundo. Estoy seguro de que no faltará quien argumentará que es justo que la gente pague por la sanidad, al son de consignas tales como el "no es justo que quien tiene dinero pague el tratamiento a quien no lo tiene..." Todo esto no es más que demagogia pura, y lo peor es que argumentaciones de este tipo arraigan con fuerza en la sociedad. Si este es el camino que vamos a seguir, si nuestros principios básicos de acción son el "quítate tú para ponerme yo", el "y tú más", si nuestra ideología es la corrupción entonando el "todo vale", si es prioridad que el dinero público se invierta en pagar sueldos muy generosos a quienes no hacen nada por ganárselo, si se invierte en infraestructuras que no sirven para nada (aeropuertos en ninguna parte, tranvías que no llevan a ningún lado, museos que no enseñan nada...), o en eventos como unos Juegos Olímpicos (mejor no hablar del "relaxing topic"), o en pagar repetidas y caras operaciones quirúrgicas y tratamientos médicos a quien SÍ tiene dinero para pagarlo en lugar de repartir la riqueza del país, ese dinero que es de todos los ciudadanos, y hacerlo además de modo que favorezca a los que menos tienen con el objetivo de conseguir que vivamos en una sociedad más justa, quizás ha llegado el momento en que la mayoría de la gente, esa mayoría que constituimos los que somos quienes no podríamos afrontar los gastos derivados de un tratamiento de este tipo, nos planteemos si queremos seguir viviendo en este sistema o hay cosas muy importantes que queremos cambiar. Pero no quiero alejarme de la serenidad que me caracteriza, no quiero perderme en el tono agrio que he tomado para escribir este post. Sucede, simplemente, que en dieciséis años no he dejado de luchar, y gracias a ello sigo vivo. Pero me encuentro que este mundo es un lugar más feo en el que otras personas no podrán tener la misma suerte que yo tuve. Quisiera luchar contra esto, y conseguir que todos puedan sentarse al sol y disfrutar de la vida, como yo hice. Ya sé que cuando veáis esta nueva galería de cuadros puede que os resulte chocante, sobre todo si no habéis estado al tanto de mi participación en el concurso La Tropa Ilustra, de la galería on-line Arttroop al principio del verano que acaba de terminar. Os diré que esto no se trata de un publi-reportaje, sino que es más bien un homenaje que he querido hacer a una imagen icónica de mi infancia y de la de muchas personas: los caramelos SUGUS, ese pequeñito cuadradito dulce y empalagoso con una imagen de marca tan fantástica y tan Pop, tanto que hace unos meses llamaron poderosamente mi atención hasta el punto de no poder resistirme a pintarlos. Uno de estos cuadros, concretamente Cuatro caramelos SUGUS fue finalista del concurso La Tropa Ilustra de Arttroop, el mismo que comenté al principio de este texto, así que puede que alguien se acuerde de él. Después de esta gran experiencia, decidí ampliar la familia, y aquí tenéis el resultado. ¡Espero que os gusten estos dulces SUGUS! Hace unos días recomendé un par de libros en este espacio, y prometí (o amenacé, ya no sé bien de qué se trata) que volvería a la carga con alguna recomendación cinematográfica. Para no enrollarme mucho, simplemente os voy a hablar de dos películas que tenéis que ver sí o sí. ¡A qué esperáis! DJANGO DESENCADENADO - Quentin Tarantino, 2012. 2h y 45 min. Aventuras, Western, Drama. Guión: Quentin Tarantino. Reparto: Jamie Foxx, Christoph Waltz, Leonardo DiCaprio, Kerri Washington, Samuel L. Jackson. ¿Qué voy a decir de Quentin Tarantino que no suene manido? Si lo has intentado y no te gusta su cine, no pierdas un minuto viendo una de sus pelis. Si, como es mi caso, te gusta, puedes estar seguro de que nunca te decepcionará. Django Desencadenado es un frenético espectáculo visual, humorístico (es quizás su película más divertida, a pesar de que tiene momentos muy duros) y violento, una auténtica casquería al más puro estilo Tarantino (tanta sangre como en Kill Bill, o más). King Schultz (Christoph Waltz) es un cazarrecompensas que recorre el viejo oeste americano un par de años antes de la guerra civil (1858). Para liquidar a tres fugitivos precisa la ayuda de Django (Jamie Foxx), un esclavo negro a quien promete la libertad si le acompaña en su misión. Django se convertirá, junto a Schulz, en la pistola más rápida del oeste, siendo su principal objetivo rescatar a su mujer Broomhilda (Kerry Washington), esclava del hacendado Calvin Candie (Leonardo DiCaprio). Con estas premisas, Tarantino construye un western de metraje casi eterno (más de dos horas y media) que, sin embargo, no se hace nada pesado, sino todo lo contrario. Aparte del baño de acción y sangre ya habitual en el cine de Tarantino, y de los puntos de comedia realmente brillantes, destaca sobre todo la honda reflexión, descarnada y dura casi siempre, que el trasfondo de la película ofrece sobre la esclavitud y los derechos de los negros en los EE.UU., y que encarna como nadie el genial actor Christoph Waltz, con una actuación brillante. Os dejo el trailer aquí debajo, no la dejéis escapar, es una película imprescindible. EL VERANO DE KIKUJIRO - Takeshi Kitano, 1999. 2h y 1 min. Drama, Comedia. Guión: Takeshi Kitano. Reparto: Takeshi Kitano, Yusuke Sekiguchi, Kayodo Kishimoto. El japonés Takeshi Kitano es otro director, al igual que Tarantino, que impregna sus películas de violencia explícita. En España lo conocimos por ser el creador de Takeshi's Castle (más conocido aquí como Humor Amarillo). Comenzó su carrera como cómico y fue evolucionando hasta convertirse en un director bastante interesante, hoy reconocido internacionalmente. Su cine suele girar en torno a la mafia Yakuza o la policía, u otros submundos impregnados de violencia, haciendo casi siempre filmes sombríos y oscuros que dejan entrever profundos dilemas. Sus películas más conocidas son Flores de fuego, Brother o Zatoichi. Sin embargo, El verano de Kikujiro es una película que nada tiene que ver con lo comentado anteriormente. Se trata de una deliciosa película apta para toda la familia, una grata sorpresa dentro de la filmografía de un tipo tan particular como Kitano. Cuenta la historia de Masao (Yusuke Sekiguchi), un niño de 6 años que vive con su abuela y añora a su madre, quien lo abandonó tiempo atrás con la excusa de que marchaba para buscar trabajo. Mientras emprende la huida, un vecino, Kikujiro (Takeshi Kitano), un antiguo miembro de la Yakuza, se ofrece para hacerse cargo del niño obligado por su mujer. Lejos de su intención de retener al crío, se ve obligado a recorrer el país como una especie de guardián del niño en la tarea de encontrar a su madre. Es una película deliciosa, tierna, divertida, casi poética... Una pequeña joya que vale la pena descubrir. Os dejo debajo como ejemplo una pequeña escena. No os podéis perder la película. Con las calores del verano, para quien tiene poco que hacer o disfruta de vacaciones (suerte) no es una mala opción para distraerse leer un buen libro o ver una buena película. Ya hace un tiempo considerable que no recomendaba ninguna de estas dos cosas en este espacio, y como aún queda verano suficiente para hacer muchas cosas, os voy sugerir varias obras que seguro que no dejarán a nadie indiferente. Para empezar, los libros. CALIFORNIA 83, de Pepe Colubi (Espasa, 2008) Colubi es un tipo inclasificable. Periodista (creo), crítico de cine y tv, humorista (junto a Cansado y Coronas, las tres patas del banco de Ilustres Ignorantes), tuitero empedernido (y escandaloso), y escritor. Es alguien incapaz de dejar a nadie indiferente. California 83 es su primera novela, y cuenta la historia de un muchacho español de provincias, Pepe (Pipi para los americanos, o Joe) que viaja a California para hacer el COU a caballo entre el 83 y el 84, cambiando la España casposa del 83 por la tentadora California: la tele española por la americana (la 1 y la 2 por 35 canales, MTV incluida), las costumbres españolas por las americanas (el High School, los Prom, el Surf, conducir a los 16...) Pepe solo tiene un problema, un tremendo miedo a hacer el ridículo. Se trata de un personaje patético pero entrañable, y con todo ello, Colubi nos brinda una novela divertidísima y recomendable para el caluroso verano. La risa está garantizada con California 83, y está disponible desde solo 5,95 €. Eso no es dinero. BROOKLYN FOLLIES, de Paul Auster (Anagrama, 2008) Acercarse a la literatura de Auster es un reto. Uno de los escritores más reconocidos de la literatura estadounidense de las dos últimas décadas, su obra es francamente fascinante, y a buen seguro que quien lee uno de sus libros repite. Brooklyn Follies cuenta la historia de tres perdedores, el jubilado Nat, su sobrino Tom y el truhán Harry. Nat, después de trabajar como agente de seguros hasta la jubilación, vencer al cáncer y ver cómo su familia se olvida de él, comprende que su vida ha sido un fracaso y regresa a Brooklyn, el barrio de su infancia, con la intención de aprovechar el tiempo que le quede. Allí se encuentra con Tom, su sobrino, quien fue uno de los estudiantes más brillantes del país en sus años universitarios, pero que ahora se encuentra empleado como dependiente en una librería de lance regentada por Harry, un entrañable estafador. Entre los tres, intentarán buscar razones que le den la vuelta a sus grises existencias, hallando lo que ellos llaman su "hotel existencia", algo así como el último refugio de los desesperanzados. Brooklyn Follies es un libro capaz de levantar los ánimos del más hundido. Una obra esperanzadora y apaciguadora con el sello inconfundible de la literatura del genial Auster. En estas mañanas-tardes-noches tórridas que nos regala el verano y que maldecimos después de haberlas añorado durante todo el año (tal y como ahora añoramos y después maldeciremos el invierno... somos humanos), a veces pienso que una buena forma de combatir el calor sin dejar de hacer algún trabajillo es pintar escenas veraniegas que evoquen imágenes refrescantes. No hay mejor manera para combatir el calor del verano que refrescarse, y no hay nada mejor para refrescarse que el agua, si es en la playa mejor. Con este post declaro inaugurada una nueva sección que abrirá la pestaña de novedades durante lo que quede de verano (o menos), y a la que haciendo un alarde de originalidad he titulado, como no podía ser de otra forma, "verano"... (perdón). En ella he incluido algunas obras que pretenden, precisamente, evocar imágenes frescas y agradables que nos ayuden a evadirnos un poquito de este sopor veraniego. Son cuadros de niños jugando en la playa, o con el agua en cualquier lugar refrescante (para ellos todo rincón u oportunidad son buenos), además de algunas otras imágenes que he traído hasta esta sección desde otras. Quiero dar las gracias a los amigos y amigas que me han facilitado el trabajo, sois muy "apañaos". Espero que os guste, y disfrutad de lo que queda de verano. Hace 26 años, en julio de 1987, el reconocido tenor barcelonés Josep Carreras, en el mejor momento de su carrera artística, se encontraba en París grabando una versión cinematográfica de la ópera La Bohème de Puccini cuando se sintió indispuesto y acudió al hospital. El diagnóstico fue claro y contundente, en menos de dos días sabía que padecía leucemia linfoblástica. Después de un duro tratamiento de quimioterapia y radioterapia fuera de España, y tras someterse a un autotrasplante de médula ósea, Carreras superó la leucemia, y pudo volver a subirse a los escenarios. Pero la historia de la enfermedad de Carreras no iba a terminar ahí. Suena duro afirmar esto y sería difícil de comprender si se saca de contexto, pero nunca una enfermedad sufrida por una persona ha hecho tanto bien a tanta gente. Porque Josep Carreras, tras vencer a la leucemia, en 1988 y gracias al apoyo de un gran equipo de científicos y empresarios creó la FUNDACIÓN INTERNACIONAL JOSEP CARRERAS para contribuir a encontrar una cura contra la leucemia. Su objetivo es claro: conseguir que la leucemia sea algún día una enfermedad curable en todos los casos. Actualmente, casi el 80% de los enfermos de leucemias infantiles consiguen curarse. Resulta maravilloso escuchar estos datos. Diez años después de que Josep Carreras recibiese el diagnóstico de su leucemia, recibí una noticia similar: padecía Leucemia Mieloide Crónica. En el momento en que lo escuchas por primera vez y aún durante un tiempo la sensación que te invade es la de que esa persona no puedes ser tú, piensas que todo tiene que ser un sueño del que en algún momento vas a despertar. Un mal sueño. En aquella época, hace ahora 16 años, la posibilidad de sobrevivir apenas alcanzaba el 50%. Enfrentarse a un trasplante de médula ósea era lanzar una moneda al aire, un cara o cruz al que debías enfrentarte si querías continuar viviendo. "Durante todo el tratamiento pensé que si había una oportunidad entre un millón debía luchar por ella y jamás tiré la toalla", dice Carreras sobre su enfermedad cuando le preguntan por el proceso. Es cierto, en esas lides te agarras a lo que sea con total de sobrevivir. No existe un mañana para ti, solo un presente en el que luchar. Hoy, 26 años después de Carreras y 16 años después del comienzo de mi historia, la medicina ha avanzado de un modo impresionante. Tratamientos que hace 16 años no existían hoy pueden hacer que todo sea un proceso mucho más fácil y llevadero, y mucho menos doloroso de lo que era al principio de mi viaje. Uno se siente realmente reconfortado al pensar que, de algún modo, ha contribuido a conseguir que la gente que hoy tiene que enfrentarse a esto pueda hacerlo con la confianza de que va a seguir viviendo. No quería dejar pasar la oportunidad de compartir con todos mis amigos y amigas estas reflexiones, e invitaros a que veáis este maravilloso reportaje que Informe Semanal de TVE ha realizado con motivo de la celebración de 25 aniversario de la creación de la FUNDACIÓN INTERNACIONAL JOSEP CARRERAS. Comprobaréis que es muy sencillo convertirse en donante de médula, y que no es un proceso doloroso para nada, y os proporcionará la reconfortante sensación, si algún día os llaman porque otra persona necesita vuestra médula, de que le habéis salvado la vida a otra persona. Nada vale más que una vida. Aquí os dejo unos enlaces, por si queréis más información de la FUNDACIÓN CARRERAS. Informe Semanal - Los otros hermanos de sangre Hola gente, ¿qué tal el verano? Espero que bien. Si el vuestro ha sido la mitad de productivo que el mío, os habrá ido genial. Vuelvo, como el curso escolar, cargado de novedades, aunque sin recortes. La más importante de todas es que he subido de nivel, y he cambiado la dirección de la web por una .com en toda regla. Os podéis ir olvidando de la coletilla weebly.com (que por cierto, es un alojamiento excelente si queréis hacer una página sin gastar dinero, os lo recomiendo totalmente), a partir de ahora paso a ser juan-nepomuceno.com ¿Y qué hay de nuevo, aparte del cambio de dirección? Pues muchas cosas. Si os dais un paseo por la web, la encontraréis totalmente cambiada, desde el diseño gráfico, hasta la organización de los contenidos, pasando por los propios contenidos. No quiero daros más detalles de la cuenta, prefiero que seáis vosotros mismos quienes lo comprobéis, os aseguro que no os vais a arrepentir. No obstante, sí os recomendaré que miréis esta nueva sección en la que he colgado mis últimos trabajos. Espero que os gusten, ya me contaréis. Ni tan arrepentido ni encantado de haberme conocido, lo confieso, diez mil ciento ochenta y seis no deja de ser una caprichosa cifra como otra cualquiera. El resultado de dividirla entre dos es cinco mil noventa y tres, una cantidad considerablemente grande o pequeña según desde el punto de vista desde el que se observe. En dinero, en euros, es una gran cantidad para llevar encima, pero ridícula para otros menesteres. Cinco mil noventa y tres libras son más dinero que cinco mil noventa y tres euros. Cinco mil noventa y tres pesetas no eran nada. Cinco mil noventa y tres personas son pocas para una ciudad, muchas para un pueblo, pocas para un estadio grande y muchas para uno pequeño... Cinco mil noventa y tres palabras son muchas más de las que cabrían en esta entrada de blog, sobre todo cuando no tienes nada interesante que contar. Cinco mil noventa y tres días son muchos o pocos. Pueden ser una vida entera, una vida corta. Pueden ser media vida, la mitad de diez mil ciento ochenta y tres días. Pueden ser nada, y todo a la vez. Pudieron querer llegar a parecer serlo todo, y quedarse en la nada, la nada pasada, la nada vencida, augurio de la nada venidera. O no...
Este verano que amenaza con no terminar nunca, aunque apenas dure noventa y tantos días y unas horas, como cualquier otro verano, no ha hecho más que llevarme por el camino de la amargura. Anduve perdido entre altas temperaturas, durmiendo poco y mal, e inmerso hasta bien tarde en la noche en tareas que tardarán aún algún tiempo en salir a la luz, si es que llegan... (espero que sí, pero sin prisas.) A pesar de todo, he querido actualizar la página, que había tenido desatendida, de forma en parte intencionada, con algunas de las cosas que hice antes de que comenzase el verano (como estos dibujos, espero que te gusten), y alguna otra propinilla que quien quiera ver tendrá que buscar y encontrar. Un saludo a quien pueda leerlo, y gracias por detenerte aquí. |
Juan NepomucenoArte digital, pintura e ilustración, diseño gráfico, murales... Me dedico a todo esto... y a mucho más. Llega "El año en que murió Freddie" mi primer libro de la mano de Domiduca Libreros. ¡No te quedes sin él"
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"Deja de pensar, deja que todo fluya, siéntate al sol y disfruta de la vida."
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