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La luna vino a la fragua Contar con la obra de Federico García Lorca como punto referencial de inspiración debiera ser un acto de obligado cumplimiento para cualquier persona que dedique parte o la totalidad de su tiempo al arte. Hace ya unos años di mis primeros pasos de acercamiento hacia el universo lorquiano haciendo que tanto sus poemas como su imagen formasen parte de mi humilde colección de caligramas (que puedes revisar pinchando aquí). El efecto estimulante que ejerce la obra literaria de Federico sobre la inquietud artística y creativa no ha pasado desapercibido para mí. Con motivo de la celebración del Día Internacional del Libro de este año 2016 y aceptando la propuesta lanzada por el Ayuntamiento de Jódar para decorar espacios públicos con pinturas murales, a lo largo de varios días de abril he realizado una pintura-caligrama-lorquiana cuyo proceso artístico podéis contemplar en el siguiente vídeo.
La de este mes de abril, con motivo de la conmemoración del día internacional del libro, lo es y mucho. Y lo es porque no estaré solo, sino que me acompañarán en la representación tres de aquellas niñas con las que comencé a hacer cuentacuentos: Helena, Anabel y Lourdes. Son fantásticas, y presiento que no será su última actuación. Además, estrenaremos tres nuevos cuentos cargados de buen humor para los más pequeños de la casa que esperamos sean del agrado de todos los asistentes. Este viernes 22 de abril de 2016 estáis todos invitados a la Biblioteca Municipal Juan de Mata Carriazo de Jódar, a partir de las 17:00 horas. Las risas están aseguradas. ¡Os esperamos!
Primeras veces... ¡Existen tantas primeras veces! Hace unos días anuncié en este blog la inminente publicación de un libro en el que he tenido la suerte de participar. Ciertamente, a veces tardamos un tiempo en ser conscientes de lo curiosos y enrevesados que resultan los caminos que nos conducen a determinados objetivos. Allá por el mes de octubre recibí un mensaje de una amiga y compañera del mundillo del artisteo (a la que, a posteriori, estoy muy agradecido por el cable). En un primer momento, la sensación fue de cierto recelo. A base de hostias aprende uno a ser desconfiado en según que temas. A simple vista no parecía un proyecto que exigiera gran dedicación, algo sencillo, realizar una o dos ilustraciones para acompañar los relatos que conformarían un libro recopilatorio. Hasta ahí, nada extraordinario. ¿La temática? La primera vez que... ¿Que qué? #PrimeravezBook es un libro recopilatorio de historias de primeras veces con el sexo como nexo común. Contadas amenamente por bloggers y representadas genialmente por ilustradores a través de las cuales refrescarás recuerdos, te reirás, te excitarás y disfrutarás." Gwen me lo explicó todo perfectamente, y creo que no le costó mucho trabajo convencerme de ello. Lo cierto es que las semanas pasaban y los relatos llegaban casi al mismo ritmo que los ilustradores huían. La trama se iba complicando. Tuve la ocasión de leer algunas de las historias, y me parecieron fantásticas. No entendía cómo las personas que se habían comprometido a convertir aquellos textos en imágenes podían ser tan livianas a la hora de cumplir con su palabra. Por contra, ¡solo hallaba ante mi historias motivadoras! Así que, dejándome llevar por la marea que nos arrastraba a todos en un proyecto tan hermoso, hice lo que más me gusta: pintar sin freno. Para ser justos, hay que decir que la etapa final del proyecto (en la parte que me toca más directamente, la gráfica), fue más llevadera. Es imposible pasar por alto la nota de agradecimiento a los dos fabulosos artistas que se unieron a la causa atendiendo a nuestra petición, Javier Bolaños y Lara Delia. Al resto de participantes del libro solo puedo mostrarles mi satisfacción por haber podido confluir en un proyecto tan edificante: Mary asexora; Otra resaca más; Sexperimentando; Lola Flor; Ven Aquí Sexy; El pez que se muerde la boca; La Chica Imperdible; Tuyo y Suyo. Y la mención especial a Gwen, auténtica ideóloga y aglutinadora de voluntades y talentos en este ilusionante proyecto (lleno de sorpresas) que esperamos repetir algún día. Y bien, llegados a este punto, solo queda mostrar los enlaces para descargar el libro. Sí, tan solo hay que pinchar en los botones que aparecen abajo, y La primera vez que... se descargará en tu ordenador, tablet o smartphone. Lo mejor de todo, ¡es gratis! Pensarás que estamos locos. Pues sí, algo de eso hay en todos nosotros. Pero qué le vamos a hacer, disfrutamos con esto. Tienes dos versiones disponibles, la de Alta Calidad y la versión para Móviles. A partir de este momento, te toca a ti: descarga, comparte y no olvides comentar en RRSS con la etiqueta #PrimeravezBook. ¡Esperamos que te guste!
¿Y tú, cuándo fue la primera vez que...? ¿Cuántas veces te han hecho una pregunta de este estilo? ¿Y cuántas veces has respondido con evasivas cuando la conversación derivaba hacia terrenos que te parecían pantanosos? Gwen es experta en vadear las turbias aguas de los tópicos que resultarían sonrojantes para la mayoría de la gente que conoces. Hace un par de meses me llegó la noticia de que, desde su página Mamá, no leas, estaba llevando a cabo una especie de reclutamiento de ilustradores e ilustradoras (sin hacer diferenciación de género, todos somos igual de complicados de entender) para completar con su (nuestro) punto de vista artístico una serie de relatos que pretendía recopilar en un libro que saldría publicado de forma virtual a finales de diciembre. No tardamos mucho en entendernos. Ha sido largo y complicado, pero dos meses después el libro está listo #PrimeravezBook es un libro recopilatorio de historias de primeras veces con el sexo como nexo común. Contadas amenamente por bloggers y representadas genialmente por ilustradores a través de las cuales refrescarás recuerdos, te reirás, te excitarás y disfrutarás." No os voy a contar nada más al respecto, porque sería hacer spoiler. Así que, si tenéis interés en saber más acerca del proyecto, tendréis que seguir el hastag en redes sociales o esperar al día 23 de diciembre, cuando el libro será publicado en los blogs y webs de todos los colaboradores (en este blog lo podrás encontrar, por supuesto). Podrás elegir entre dos opciones, descarga de alta calidad o versión para móviles. ¿Quiénes colaboramos en este fantástico libro? Mamá, no leas; Mary asexora; Otra resaca más; Sexperimentando; Lola Flor; Ven Aquí Sexy; El pez que se muerde la boca; Javier Bolaños; La Chica Imperdible; Tuyo y Suyo; Lara Delia. Así que ya sabes, el día 23 tienes una cita con el libro que, entre todos y de la mano de Gwen, hemos creado. ¡No te lo pierdas, y espero que te guste!
No soy muy dado a las celebraciones navideñas y nocheviejeñas, pero sí me gustaría cerrar el capítulo del año natural que termina, el 2014, con un bonito detalle: el dibujo ganador del IV Concurso de Escritores y Dibujantes de Jódar, el correspondiente a este año 2014, de cuyo jurado he tenido el honor de formar parte. La ganadora ha sido Rocío, alumna de 3 años del CEI Francisco Soriano Serrano de Jódar. ¡Me fascinó este dibujo, mi enhorabuena a la artista!
Deseaba celebrar por todo lo alto el segundo aniversario del nacimiento de www.juan-nepomuceno.com, así que he tenido la idea de adornar la página con una nueva colección de cuadros que, aparte de ser vistosos, tuvieran un significado especial y que simbolizaran parte de lo que han supuesto para mí estos últimos meses. No se me ha ocurrido una idea mejor que transportarme de nuevo a Dublin para convertir en cuadros algunas de las imágenes que allí pude disfrutar.
Dublin es un auténtico centro europeo del arte y la cultura. Una ciudad genuina e inimitable donde todo tipo de personas tienen cabida y donde resulta prácticamente imposible quedarse sin nada interesante que ver o hacer. Desde el Temple Bar al Trinity College pasando por el River Liffey o St Stephen's Green, Grafton Street, O'Connell, la fábrica Guinness... Dublin es una ciudad que levanta pasiones que he querido plasmar por medio de imágenes de sus rincones y sobre todo de sus gentes, los Dubliners. Solo tenéis que pinchar en la imagen de abajo (creo que está bastante claro, ¿no?) e iréis a la galería. ¡Espero que os guste, iré añadiendo más cuadros poco a poco! "(...) Y durante un momento llegué al punto del éxtasis al que siempre había querido llegar; a ese paso completo a través del tiempo cronológico camino de las sombras sin nombre; al asombro en la desolación del reino de lo mortal con la sensación de la muerte pisándome los talones, y un fantasma siguiendo sus pasos y yo corriendo por una tabla desde la que todos los ángeles levantan el vuelo y se dirigen al vacío sagrado de la vacuidad increada, mientras poderosos e inconcebibles esplendores brillan en la esplendente Esencia Mental e innumerables regiones del loto caen abriendo la magia del cielo. Oía un indescriptible rumor hirviente que no estaba en mi oído sino en todas partes y no tenía nada que ver con el sonido. Comprendí que había muerto y renacido innumerables veces aunque no lo recordaba porque el paso de vida a muerte y de muerte a vida era fantasmalmente fácil; una acción mágica sin valor, lo mismo que dormir y despertar millones de veces, con una profunda ignorancia totalmente casual. Comprendí que estas ondulaciones de nacimiento y muerte sólo tenían lugar debido a la estabilidad de la Mente intrínseca, igual que la acción del viento sobre la superficie pura, serena y como de un espejo del agua. Sentí una dulce beatitud oscilante, como un gran chute de heroína en plena vena; como un trago de vino al atardecer que hace estremecerse; mis pies vacilaron. Pensé que iba a morir de un momento a otro." El final del camino es el principio mismo del camino, ya empiece y acabe en Nueva York, o San Francisco, o Denver, o Jódar, lo mismo da. Porque el camino es un ciclo, como lo es la vida misma, y para recorrerlo hay que pasar por todas la fases, hacer todas las paradas. El camino es eterno y a la vez finito, siempre contradictorio, lo mismo da. Lo que importa realmente no es el viaje en sí, no las vivencias que se van acumulando y conforman el bagaje de nuestra existencia, los excesos y errores que podamos cometer y que pesan a veces como losas en la conciencia, los sentimientos experimentados, las muertes, reales o simbólicas, que arrastramos en el tiempo, o las lágrimas que derramamos, en algunas ocasiones sin saber por qué se derraman (de tristeza y felicidad mezcladas tal vez, por lo que fuimos, somos y seremos, por lo que vivimos, soñamos, imaginamos, deseamos y leímos; contradictorias como la vida misma). "On the road" no es un libro bueno. Es mucho más. Es mágico, trascendental, revelador... Es, sobre todo, inmortal. Lo que importa en el camino no es, en realidad, nada de todo esto, sino con quién haces el camino. Hacía tiempo que andaba dándole vueltas a la posibilidad de leer "En el camino", según tenía entendido, la obra maestra de Jack Kerouac (ahora he visto por ahí que tiene un libro que muchos consideran su mejor obra, "Los vagabundos del Dharma"). Supongo que, en cierto modo "ON" de realidad subconsciente, estaba esperando a que me llegase el momento oportuno en la vida para leerlo, y hace unas semanas, en pleno viaje "on the road" (a mi manera) supe de algún extraño modo que había llegado ESE momento. Alrededor de 1000 kilómetros y 364 páginas después, he encontrado ESO que Sal Paradise y Dean Moriarty anduvieron buscando a lo largo y ancho de EE.UU. y México, y simplemente voy a tratar de convenceros para que os atreváis a leer esta magnífica obra de Kerouac. Es muy complicado hablar de Kerouac y de "En el camino" sin caer en tópicos ni repetir hasta la saciedad lo que ya se ha dicho y seguramente habréis leído. Que se ha convertido en un libro de culto, la "biblia" de la generación beat, un clásico de la literatura norteamericana... Los protagonistas del libro son personajes basados en los autores de la generación beat, los hipsters, los precursores del movimiento hippie (especialmente Cassady, el beatnik por excelencia, "un demente, un ángel, un pordiosero"). El narrador de la historia, Sal Paradise, no es otro que el alter ego de propio Kerouac. Pero el auténtico protagonista, el polo de atención en torno al cual gira la acción y sobre el cual versan la mayor parte de las reflexiones de Sal, es Dean Moriarty, basado en el escritor Neal Cassady, compañero de aventuras de Kerouac. También aparecen, aunque con un protagonismo más secundario, Allen Ginsberg (en el libro es Carlo Marx) y Wiliam Burroughs (Bull Lee en la ficción), y algún otro. Todos ellos fueron los principales autores de esta generación literaria que renovó el panorama e influyó de un modo muy importante en las generaciones posteriores, siendo una referencia para movimientos como el hippie, los de liberación feminista o de los negros, y también para artistas como Bob Dylan, Jim Morrison, Janis Joplin o Patti Smith entre otros. Como carta de presentación no está nada mal. Sal Paradise es un aspirante a escritor neoyorquino que recorre el territorio estadounidense entre 1947 y 1949, acompañado casi siempre por Dean Moriarty. De Nueva York a Denver, San Francisco, Los Ángeles, Nueva Orleans, Ciudad de México, y siempre volviendo a Nueva York. Son unos tipos fuera del sistema, inmersos en un submundo de alcohol, música de jazz, sexo desenfrenado, drogas, ansias y disfrute de la libertad fuera de toda norma, pero siempre envueltos en una deriva personal y angustia existencial que los marcan profundamente sumiéndolos en una duda perpetua por la futilidad de la existencia. Kerouac hace un retrato sincero e insospechado de unos Estados Unidos underground, dibuja una nación subterránea, desinhibida y ante todo auténtica. "En el camino" es puro jazz, auténtico bop (no obstante, a Kerouac se le conocía como el "heredero de Charlie Parker"). Es un libro de lectura frenética, de hecho el propio Kerouac trabajaba horas y horas sin descanso escribiendo sobre un rollo continuo de papel para no hacer interrupciones, trascribiendo las notas que tomaba en su cuaderno durante las aventuras junto a Cassady y los otros beats. Es una obra mágica, reveladora, a la cual cada uno debe darle su propia interpretación. Después de disfrutarla con calma, devorándola milla a milla, no sé si tengo algo de Sal o de Dean, o si tengo algo de los dos, porque creo firmemente que todos llevamos dentro algo de ambos personajes aunque no lo sepamos o no nos atrevamos a sacarlo fuera... Pero después de leerlo sí creo haber encontrado ESO que Sal y Dean buscaban... Si después de todo esto aún no os he convencido del todo para leer "En el camino", sinceramente no sé qué más añadir. No obstante podría hacerlo, pero me resisto a dar mi valoración personal y final sobre el libro, porque es, sobre todo, personal, y creo que cada cual debe leerlo y después expresar lo que le ha hecho sentir. Desde aquí, os invito a que lo leáis, y después de hacerlo, releáis este post (os aseguro que algunos detalles cobrarán otro sentido) y me contéis entonces qué os ha parecido la novela. Intercambiaremos entonces nuestra idea de ESO que todos andamos buscando en la vida.
Con las calores del verano, para quien tiene poco que hacer o disfruta de vacaciones (suerte) no es una mala opción para distraerse leer un buen libro o ver una buena película. Ya hace un tiempo considerable que no recomendaba ninguna de estas dos cosas en este espacio, y como aún queda verano suficiente para hacer muchas cosas, os voy sugerir varias obras que seguro que no dejarán a nadie indiferente. Para empezar, los libros. CALIFORNIA 83, de Pepe Colubi (Espasa, 2008) Colubi es un tipo inclasificable. Periodista (creo), crítico de cine y tv, humorista (junto a Cansado y Coronas, las tres patas del banco de Ilustres Ignorantes), tuitero empedernido (y escandaloso), y escritor. Es alguien incapaz de dejar a nadie indiferente. California 83 es su primera novela, y cuenta la historia de un muchacho español de provincias, Pepe (Pipi para los americanos, o Joe) que viaja a California para hacer el COU a caballo entre el 83 y el 84, cambiando la España casposa del 83 por la tentadora California: la tele española por la americana (la 1 y la 2 por 35 canales, MTV incluida), las costumbres españolas por las americanas (el High School, los Prom, el Surf, conducir a los 16...) Pepe solo tiene un problema, un tremendo miedo a hacer el ridículo. Se trata de un personaje patético pero entrañable, y con todo ello, Colubi nos brinda una novela divertidísima y recomendable para el caluroso verano. La risa está garantizada con California 83, y está disponible desde solo 5,95 €. Eso no es dinero. BROOKLYN FOLLIES, de Paul Auster (Anagrama, 2008) Acercarse a la literatura de Auster es un reto. Uno de los escritores más reconocidos de la literatura estadounidense de las dos últimas décadas, su obra es francamente fascinante, y a buen seguro que quien lee uno de sus libros repite. Brooklyn Follies cuenta la historia de tres perdedores, el jubilado Nat, su sobrino Tom y el truhán Harry. Nat, después de trabajar como agente de seguros hasta la jubilación, vencer al cáncer y ver cómo su familia se olvida de él, comprende que su vida ha sido un fracaso y regresa a Brooklyn, el barrio de su infancia, con la intención de aprovechar el tiempo que le quede. Allí se encuentra con Tom, su sobrino, quien fue uno de los estudiantes más brillantes del país en sus años universitarios, pero que ahora se encuentra empleado como dependiente en una librería de lance regentada por Harry, un entrañable estafador. Entre los tres, intentarán buscar razones que le den la vuelta a sus grises existencias, hallando lo que ellos llaman su "hotel existencia", algo así como el último refugio de los desesperanzados. Brooklyn Follies es un libro capaz de levantar los ánimos del más hundido. Una obra esperanzadora y apaciguadora con el sello inconfundible de la literatura del genial Auster. Un soleado 20 de marzo, como el de hoy, pero de hace dos años inauguré este rinconcito de internet en el que poco a poco he ido mostrando parte de mis trabajos y de mis ideas y reflexiones (casi siento la necesidad de pedir disculpas por daros la brasa con estas últimas). No hay mucho más que pueda decir de lo que he ya he escrito en este blog a lo largo de estos dos años, pero nunca está de más recordarlo de vez en cuando, aunque sea con motivo de un aniversario y a pesar de que no sea muy dado a tales celebraciones. Es un reto personal mantener esto en funcionamiento, y a veces no tengo el tiempo suficiente para actualizarlo con la frecuencia que desearía, pero sé que me lo perdonáis. Muchas gracias a todos y todas los que me seguís con cierta fidelidad, y también a los visitantes ocasionales. Para "celebrar" mi particular aniversario cibernético, he incluido una nueva sección que podréis ver, como siempre, en el apartado de novedades. Se trata de una serie de caligramas que deseo ir ampliando poco a poco. Estad atentos a la web, pues en las próximas semanas iré anunciando más novedades. En vista del "éxito" (¿en serio? Pues sí, parece que sí; a mí también me extraña) que tuvo el Cuenta-Cuentos de la semana pasada en la Biblioteca Municipal, me he visto impulsado a hacer unas ligeras modificaciones en la web e introducir una nueva sección donde se pueden encontrar alguno de estos cuentos además de dibujos para colorear. La nueva sección se llama Cuentos, y aparece en una pestaña en el menú desplegable de la barra superior. Tendréis que entrar en ella si queréis saber cómo termina el cuento de Caperucita en Moto.
La sección de Ilustraciones, con los Dibujos paso a paso ha cambiado de ubicación, podéis acceder a ella pinchando aquí o desde el enlace que hay en la sección de Cuentos. Espero que todo esto os guste. Os aviso de que tengo novedades para la próxima semana, muy interesantes. Un saludo y colorín colorado, este cuento no se ha acabado (espero que dure muuuuuuuucho muuuuucho tiempo). Mañana viernes día 26 de Octubre a las 17:00 horas estaré en la Biblioteca Municipal de Jódar haciendo de Cuentacuentos, con un repertorio variado y ameno, del gusto de los niños y niñas. Todos aquellos que tengan niños y niñas de unos cinco o seis años (o a quienes les gusten estas cosas, es la única condición a fin de cuentas) están invitados a asistir. Los alumnos de primer curso de primaria de los colegios de Jódar habrán asistido al Cuentacuentos en horario escolar, pero por supuesto que quien quiera repetir por la tarde será bienvenido. Soy consciente de que hago este anuncio con demasiado poco tiempo de antelación. Pido perdón por ello. Un saludo. La iglesia de Auvers-sur-Oise Tengo que confesar que durante mi infancia las obras de la mayoría de los pintores a los que hoy admiro no me llamaban demasiado la atención, a excepción de Eduard Munch y "El Grito", un cuadro que siempre me causó gran impacto. En algún momento de mi infancia, cuando comenzaba a pintar algunas cosillas sin más pretensión que entretenerme un rato, asistí estupefacto a algunas preguntas sobre arte que me dejaron sin respuesta, algo así como "¿prefieres hacer cuadros cubistas o realistas?" Con el tiempo me fui asentando como persona, mis ideas se fueron aclarando y comencé a conocer a gente como Picasso o Van Gogh, entre muchos otros. Comprendí lo que era el cubismo, y me fascinó descubrir la complejidad que tenía intentar realizar una obra en este estilo, algo que siempre me obsesionó y me martirizó en similar proporción. Del mismo modo en que conocí a Picasso, descubrí la obra de Vincent Van Gogh. Si mi memoria no me falla, y no suele hacerlo en estas cuestiones, el primer cuadro de Vincent que verdaderamente me impactó fue "La iglesia de Auvers-sur-Oise." Sus tonos azulados, oscuros, profundos, su pincelada caótica y desasosegante, la sensación de angustia que transmite... me hicieron sentir agobiado, intrigado por saber qué había dentro de la mente de un pintor que hubiese pintado semejante cuadro. Aún tardaría un tiempo en descubrir las vicisitudes que llevaron a Vincent hasta la realización de este cuadro. Cuenta Ingo F. Walther en su magnífico estudio sobre el pintor (Ed. Taschen, 2007) que Vincent llegó hasta Auvers en mayo de 1890 después de unos últimos meses intensos, demasiado para su atormentada mente. No pudo soportar los acontecimientos que lo habían rodeado durante ese tiempo y retornó a sus oscuros días dementes, de angustia mortal, terror, alucinaciones e ira. Ramas de Almendro en flor A finales del mes de febrero de 1890, Vincent había pintado "Ramas de almendro en flor", una obra que refleja la influencia en Vincent de las estampas japonesas que "Père" Tanguy proporcionaba a los impresionistas en París. La obra tiene una gama cromática de azules intensos, profundos, y blancos relajados, luminosos, y fue realizada con una minuciosidad y paciencia poco frecuente en Van Gogh, como regalo de nacimiento a su sobrino Vincent, hijo de su querido hermano Theo. En una carta a su madre, el propio Vincent dijo: "Me he puesto en seguida a hacer un cuadro para él, una tela para colgar en su dormitorio, con unas gruesas ramas de almendro blanco sobre un fondo de cielo azul." Un mes después, en una carta a su hermano Theo, el pintor habla sobre el cuadro: "el trabajo va bien y la tela es quizá la que más pacientemente y mejor he hecho, pintada con calma y un toque de seguridad." (Victoria Soto; Ed. Libsa, 2004). El cielo es el más intenso que pintó jamás, e hizo gala de una paciencia y un dominio de su arte poco acostumbrados en él, hasta tal punto que mientras pintaba esta obra, la última que realizó durante su estancia en Saint-Rémy, enfermó. El viñedo rojo Aquello solo fue el comienzo. En enero de 1890 apareció en una revista de arte, por primera vez, un artículo dedicado a Vincent. En París se inauguró una exposición de arte del grupo de Bruselas "Les XX", en la que el pintor presentó algunas obras. Al mismo tiempo se estaba preparando una exposición de los "Independientes" para marzo que contaba con la participación de Vincent. También llegó a sus oídos la noticia de que Anna Boch, hermana del poeta Eugène Boch, había comprado en Bruselas el cuadro de Vincent "El viñedo rojo", por 400 francos. Durante casi toda mi adolescencia y juventud creí que aquella había sido su única venta en vida, pero descubrí que, poco después, la misma Anna Boch adquirió en la Galería Parisién Tanguy el cuadro "Melocotoneros en flor", por 350 francos, aunque no he podido saber con certeza en las obras que he podido consultar si esta segunda venta se produjo estando Vincent aún vivo. Todo aquello fue demasiado para Vincent, quien enfermó, llegando hasta Auvers-sur-Oise aconsejado por su amigo Camille Pisarro para ser tratado por el doctor Gachet. La pintura le hace olvidar su enfermedad durante el tiempo que permanece en Auvers. Es su terapia y su vida. Fueron setenta días durante los cuales pintó como un poseso más de ochenta cuadros, algunos de ellos forman parte de sus obras maestras, como "La iglesia de Auvers" antes comentada. Vincent pintó aquella iglesia, como había hecho tantas veces en su vida con temas religiosos, tal vez, rememorando su pasado como estudiante de teología. "Joven aldeana", "retrato del Dr. Gachet", "calle en Auvers", "casas de aldeanos en Chanponval", pero sobre todo, "campo de trigo con cuervos volando", cuadro que refleja el estado de su turbulenta mente, su tristeza, su soledad. Campo de trigo con cuervos volando Una carta inconclusa del 27 de julio a su hermano Theo suena a despedida: "Hay muchas cosas sobre las que quisiera escribirte, pero creo que es inútil... por mi trabajo arriesgo mi vida y mi razón, destruida a medias en este empeño... te vuelvo a decir que siempre te consideraré mucho más que un simple comerciante de arte..." Tumbas de Vincent y Theo, en Auvers-sur-Oise La tarde del 27 de julio de 1890, con la caída de la noche, Vincent marchó al campo y se disparó en el pecho. En un estado precario y con grandes dificultades llegó hasta la pensión donde se alojaba. El matrimonio Ravoux, los regentes de la pensión, descubren que sufre terribles dolores y avisan al doctor Gachet, quien le pone una venda y llama a Theo. Vincent pasa el día siguiente sentado en la cama, fumando su pipa. El día 29, por la noche, Vincent muere en brazos de su hermano Theo, quien había acudido rápidamente al recibir el mensaje del doctor Gachet. El día 30 es enterrado en el cementerio de Auvers. Theo, Gachet y algunos amigos de París, como Bernard y "Père" Tanguy acuden a su entierro. Apenas siete meses más tarde Theo muere en Utrecht. En 1914 su viuda hace exhumar sus cenizas para trasladarlas a Auvers, junto a la tumba de su hermano. Cuenta Ingo F. Walther en su magnífica obra sobre el pintor que Vincent reflejó en su obra plenitud y soledad, anhelo y desesperación, amor y desasosiego, dedicación y escapismo, armonía e inquietud, proximidad y lejanía, perpetuidad y transitoriedad... Nunca pudo ocultar su bipolaridad. Quiso, con su arte, consolar a los demás, siendo él la persona que más consuelo habría necesitado. Capítulo VIII. En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo; y, así como don Quijote los vio, dijo a su escudero: -La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear, porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra. -¿Qué gigantes? -dijo Sancho Panza. -Aquellos que allí ves -respondió su amo- de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas. -Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino. -Bien parece -respondió don Quijote- que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla. Y, diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que, sin duda alguna, eran molinos de viento, y no gigantes, aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes, iba diciendo en voces altas: -Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete. Levantóse en esto un poco de viento y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por don Quijote, dijo: -Pues, aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar. Y, en diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en el ristre, arremetió a todo el galope de Rocinante y embistió con el primero molino que estaba delante; y, dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo. Acudió Sancho Panza a socorrerle, a todo el correr de su asno, y cuando llegó halló que no se podía menear: tal fue el golpe que dio con él Rocinante. -¡Válame Dios! -dijo Sancho-. ¿No le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo que hacía, que no eran sino molinos de viento, y no lo podía ignorar sino quien llevase otros tales en la cabeza? -Calla, amigo Sancho -respondió don Quijote-, que las cosas de la guerra, más que otras, están sujetas a continua mudanza; cuanto más, que yo pienso, y es así verdad, que aquel sabio Frestón que me robó el aposento y los libros ha vuelto estos gigantes en molinos por quitarme la gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene; mas, al cabo al cabo, han de poder poco sus malas artes contra la bondad de mi espada. -Dios lo haga como puede -respondió Sancho Panza. Y, ayudándole a levantar, tornó a subir sobre Rocinante, que medio despaldado estaba. Y, hablando en la pasada aventura, siguieron el camino del Puerto Lápice, porque allí decía don Quijote que no era posible dejar de hallarse muchas y diversas aventuras, por ser lugar muy pasajero; sino que iba muy pesaroso por haberle faltado la lanza... "MAJESTUOSO, el orondo Buck Mulligan llegó por el hueco de la escalera, portando un cuenco lleno de espuma sobre el que un espejo y una navaja de afeitar se cruzaban. Un batín amarillo, desatado, se ondulaba delicadamente a su espalda en el aire apacible de la mañana. Elevó el cuenco y entonó:
-Introibo ad altare Dei. Se detuvo, escudriñó la escalera oscura, sinuosa y llamó rudamente: -¡Sube, Kinch! ¡Sube, desgraciado jesuita! Solemnemente dio unos pasos al frente y se montó sobre la explanada redonda. Dio media vuelta y bendijo gravemente tres veces la torre, la tierra circundante y las montañas que amanecían. Luego, al darse cuenta de Stephen Dedalus, se inclinó hacia él y trazó rápidas cruces en el aire, barbotando y agitando la cabeza. Stephen Dedalus, molesto y adormilado, apoyó los brazos en el remate de la escalera y miró fríamente la cara agitada barbotante que lo bendecía, equina en extensión, y el pelo claro intonso, veteado y tintado como roble pálido. Buck Mulligan fisgó un instante debajo del espejo y luego cubrió el cuenco esmeradamente. -¡Al cuartel! dijo severamente. Añadió con tono de predicador: -Porque esto, Oh amadísimos, es la verdadera cristina: cuerpo y alma y sangre y clavos de Cristo. Música lenta, por favor. Cierren los ojos, caballeros. Un momento. Un pequeño contratiempo con los corpúsculos blancos. Silencio, todos. Escudriñó de soslayo las alturas y dio un largo, lento silbido de atención, luego quedó absorto unos momentos, los blancos dientes parejos resplandeciendo con centelleos de oro. Cnsóstomo. Dos fuertes silbidos penetrantes contestaron en la calma. -Gracias, amigo, exclamó animadamente. Con esto es suficiente. Corta la corriente ¿quieres? Saltó de la explanada y miró gravemente a su avizorador, recogiéndose alrededor de las piernas los pliegues sueltos del batín. La cara oronda sombreada y la adusta mandíbula ovalada recordaban a un prelado, protector de las artes en la edad media. Una sonrisa placentera despuntó quedamente en sus labios. -¡Menuda farsa! dijo alborozadamente. ¡Tu absurdo nombre, griego antiguo! Señaló con el dedo en chanza amistosa y se dirigió al parapeto, riéndose para sí. Stephen Dedalus subió, le siguió desganadamente unos pasos y se sentó en el borde de la explanada, fijándose cómo reclinaba el espejo contra el parapeto, mojaba la brocha en el cuenco y se enjabonaba los cachetes y el cuello. La voz alborozada de Buck Mulligan prosiguió: -Mi nombre es absurdo también: Malachi Mulligan, dos dáctilos. Pero suena helénico ¿no? Ágil y fogoso como el mismísimo buco. Tenemos que ir a Atenas. ¿Vendrás si consigo que la tía suelte veinte libras? Dejó la brocha a un lado y, riéndose a gusto, exclamó: -¿Vendrá? ¡El jesuita enjuto! Conteniéndose, empezó a afeitarse con cuidado. -Dime, Mulligan, dijo Stephen quedamente. -¿Sí, querido? -¿Cuánto tiempo va a quedarse Haines en la torre? Buck Mulligan mostró un cachete afeitado por encima del hombro derecho. -¡Dios! ¿No es horrendo? dijo francamente. Un sajón pesado. No te considera un señor. ¡Dios, estos jodidos ingleses! Reventando de dinero e indigestiones. Todo porque viene de Oxford. Sabes, Dedalus, tú sí que tienes el aire de Oxford. No se aclara contigo. Ah, el nombre que yo te doy es el mejor: Kinch, el cuchillas. Afeitó cautelosamente la barbilla. -Estuvo desvariando toda la noche con una pantera negra, dijo Stephen. ¿Dónde tiene la pistolera? -¡Lamentable lunático! dijo Mulligan. ¿Te entró canguelo? -Sí, afirmó Stephen con energía y temor creciente. Aquí lejos en la oscuridad con un hombre que no conozco desvariando y gimoteando que va a disparar a una pantera negra. Tú has salvado a gente de ahogarse. Yo, sin embargo, no soy un héroe. Si él se queda yo me largo. Buck Mulligan puso mala cara a la espuma en la navaja. Brincó de su encaramadura y empezó a hurgarse en los bolsillos del pantalón precipitadamente. -¡A la mierda! exclamó espesamente. Se acercó a la explanada y, metiendo la mano en el bolsillo superior de Stephen, dijo: -Permíteme el préstamo de tu moquero para limpiar la navaja. Stephen aguantó que le sacara y mostrara por un pico un sucio pañuelo arrugado. Buck Mulligan limpió la hoja de la navaja meticulosamente. Luego, reparando en el pañuelo, dijo: -¡El moquero del bardo! Un color de vanguardia para nuestros poetas irlandeses: verdemoco. Casi se paladea ¿verdad? Se montó de nuevo sobre el parapeto y extendió la vista por la bahía de Dublín, el pelo rubio roblepálido meciéndose imperceptiblemente. -¡Dios! dijo quedamente. ¿No es el mar como lo llama Algy: una inmensa dulce madre? El mar verdemoco. El mar acojonante. Epi oinopa ponton. ¡Ah, Dedalus, los griegos! Tengo que enseñarte. Tienes que leerlos en el original. Thalatta! Thalatta! Es nuestra inmensa dulce madre. Ven a ver." Hoy es 16 de junio, el Bloomsday. A disfrutarlo en salud. Os presento un fragmento literario de un pequeño libro muy interesante:
"Kino se movía con cautela, para que el agua no se enturbiase por obra del lodo ni de la arena. Afirmó los pies en el lazo de su piedra, y sus manos trabajaron con rapidez, arrancando las ostras, algunas aisladas, otras en racimos. Las ponía en su cesta. En algunos sitios, las ostras se adherían unas a otras, de modo que salían juntas. Los paisanos de Kino habían cantado ya a todo lo que sucedía o existía. Habían hecho canciones a los peces, al mar embravecido y al mar en calma, a la luz y a la oscuridad y al sol y a la luna, y todas las canciones estaban en Kino y en su gente, todas las canciones que habían sido compuestas, aun las olvidadas. La canción estaba en Kino cuando llenaba su cesta, y el ritmo de la canción era el de su corazón batiente que devoraba el oxígeno del aire de su pecho, y la melodía de la canción era la del agua gris verdosa y los animales que se escabullían y las nubes de peces que pasaban velozmente por su lado y se alejaban. Pero en la canción había una cancioncilla interior oculta, difícil de percibir, aunque siempre presente, dulce y secreta y pegajosa, casi escondida en la contramelodía, y era la Canción de la Perla Posible, pues cada una de las conchas puestas en la cesta podía contener una perla. Las probabilidades estaban en contra, pero la fortuna y los dioses podían estar a favor." No suelo hacer recomendaciones literarias casi nunca, porque pienso que cada cual debe leer lo que le apetezca, y porque no suelo ser una persona a quien convenzan las recomendaciones literarias de otros, salvo contadas excepciones. Pero hoy va a ser un día diferente. Si tenéis ocasión de leer "La Perla", de John Steinbeck, os recomiendo que no la dejéis escapar. Es un libro cortito, pero no tiene desperdicio. Y, como Kino, no dejéis de escuchar esas canciones que a veces tenemos todos dentro de la cabeza. |
Juan NepomucenoArte digital, pintura e ilustración, diseño gráfico, murales... Me dedico a todo esto... y a mucho más. Llega "El año en que murió Freddie" mi primer libro de la mano de Domiduca Libreros. ¡No te quedes sin él"
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